Capitulo 2

1621 Words
—Hola, princesa –No puede ser tan rápido quiere morir este idiota —Hola, deseas algo —Darte la bienvenida, y conocerte ¿porque no? –Maldita sea su voz tan gruesa y varonil que lo hacen ver más mejor, su olor he podido oler los mejores aromas, pero la de él es una aroma que te vuelve adictiva, que rico huele. —Gracias, pero no me interesa conocer canallas como tú —Perdón, que dijiste —Lo que escuchaste, pero por si no lo oíste te lo repito, no me interesa conocer canallas como tú —Por qué dices que soy un canalla, si no me conoces —Un hombre que se acerca a una mujer por una apuesta, es un canalla —No sé a que te refieres con eso –hipócrita, aparte de canalla imbécil algo más para la lista. Me levanto de la mesa de donde estaba y voy hacía donde están sus amigos —Quieres saber a que me refiero, bien te lo explico —Ustedes todos, son unos idiotas si quieren enamorar a una como yo, primero comprense una neurona que bien les hace falta, porque conmigo no funciona así —y a ti –señalo al chico que se acerco —Si quieres enamorar a alguien como yo, tendrías que ser inteligente, yo no soy como todas las demás, como las que estas acostumbrado a tratar. Ninguno mencionó palabra, conmigo se les terminó él jueguito, este día ha estado de locos solo quiero llegar a casa darme un baño y relajarme. Termino las clases y ya me espera Damian, él muy tarado está fuera del auto, recostado sobre él, donde las mujeres están botando la baba por él, y es que Damian tiene lo suyo. —Ya vámonos o quieres seguir modelando para esa bola de pirujas —Celos flaca —Deja de decir estupideces, solo ya me quiero largar de aquí —Tuviste mal día por lo visto —Si sabes para qué preguntas —No te desquites conmigo, agradece que te vine a traer —nombre te lo agradezco, si vienes es por que no quieres que traiga mi auto —Emma tienes que guardar las apariencias, y con tu auto no lo haces —Con él tuyo se guardan mucho verdad – lo digo con sarcasmo por que el carga un “Lamborghini Countach LP” —pero soy mayor que tú, eso quiere decir que soy un empresario, no una mocosa de la universidad —Entonces consigueme otro de gama alta, quiero un Ferrari —Estas loca —Tú comprame uno que sea muy mi estilo, pero si no lo haces me traigo el mío. Me pongo ropa deportiva y voy hacer ejercicio, tenemos todo en la mansión para estar preparados, aprovecho de practicar tiro al blanco donde doy en el centro. —Saliste igual a tu padre –mi padre se acerca —Papá, desde cuando estás allí —lo suficiente para ver lo buena que eres —Tuve al mejor maestro —Pero te falta para superar al viejo de tu padre –Agarra su arma y lanza disparos con su vista puesta en mí, donde pega en el centro —Algún día seré como tú —Serás mejor que yo, eso tenlo por seguro. Los días pasaron de volada y ahora estoy aquí buscando qué ponerme para ir a esa estúpida fiesta, como si estuviera interesada en conocer a ese grupo de imbéciles, elijo un vestido plateado, corto con un escote en la espalda, no puedo usar sujetador por el estilo del vestido, unas zapatillas altas el cabello en una cola alta, así queda al descubierto ese escote de la espalda. Llego a la casa de Priscila, donde hay un montón de autos afuera, eso quiere decir que ya están todos adentro de la casa, él sonido proviene del Jardín efectivamente allí se encuentran un buen grupo de estudiantes, la insoportable de Amelia me vio y viene hacia donde estoy. —Emma, que guapa estás —Gracias tú también te ves guapa es más me encantan tus zapatos —enserio —Por supuesto –Obvio no, pero no la humillaré tan temprano —Ven vamos por un trago, Priscila ya baja te estaba esperando —Amelia, Priscila te llama –le dice Sol —Disculpa, ya vuelvo —Tú ve tranquila, yo voy por el trago –Que salvada la que me di —¿Me acompañas? –le digo a Sol, al menos no quiero estar sola y ella no es tan insoportable como las otras dos. Pido una copa de vino, al chico que está haciendo los tragos —¿Tu tomas? —No, o bueno sí, la última vez que tome hice el oso de mi vida, por eso Priscila dijo que no lo hiciera —¿Siempre le obedeces? —No, solo que tiene razón, no se tomar muy bien el licor y yo no somos los mejores amigos –Otra copa le pido al chico, y se la entrego a Sol —No creo que sea buena idea —Tu tranquila, solo es una copa y si haces el ridículo, yo te acompaño y lo hacemos juntas —Esta bien, confió en ti –mala idea confiar en mí Se la toma luego se queda como pendeja viendo a una dirección —¿Qué ves? –le pregunto —Dime si no es él chico más guapo —¿A quién te refieres? —A Diego –Volteo a ver, y lo veo entrar saludando a sus amigos, trae puestos unos jeans negros una Chamarra de cuero que lo hacen ver él típico chico malo, pero sobre todo lo hacen ver muy pero muy atractivo. —¿Te gusta? —A quien no si está muy guapo, solo que a él no le intereso —Porque dices que no —Priscila está interesada en él, pero nunca ha conseguido nada con él, y eso que ella es la chica más popular —Eso no quiere decir que no puedas tener algo con él —No yo sé que no le intereso, sabes tú con él aria una linda pareja —¿Y yo por qué? —Él es el más popular y tu igual harían una linda pareja —Ya deja de tomar, te está afectando el vino Sol se va al baño, luego baja Priscila y Amelia que empiezan con sus críticas de modas a sus invitados, cuando por fin me dejan sola tomo mi copa y me muevo algo alejada del ruido. —La fiesta está allá –acaso me está siguiendo —Entonces vete para allá tú y deja de molestar —Qué boca tan directa, si así eres para hablar no quiero ni imaginar qué más hace. —Que quieres, vienes por otra absurda apuesta o a recuperar tu dignidad –sonríe mostrando su perfecta dentadura, maldito que no lo haga —Vine a pedirte una disculpa por lo ocurrido, se que me porte como un canalla y sé que ninguna mujer se merece eso, es más gracias por ponerme en mi lugar me lo merecía –encuentro algo de sinceridad en sus palabras, pero nunca se sabe —Solo mantente alejado de mí, y todo estará bien —Porque, acaso te da miedo que si termines loca de amor por mí —No te equivoques conmigo —¿por qué no?, tu eres mujer y yo soy hombre es algo normal —Tu y yo no somos iguales y eso da una gran diferencia, a ti te falta lo que a mi me sobra –su rostro cambia de felicidad a enojo —Eres un… —No tienes que repetir lo que es obvio, disculpa por lo del otro día, no te molesto más – un canalla mujerero, eso iba a decir, ¿por qué se enojó? Me quedo un rato más hasta que me uno a la fiesta, donde veo al chico malo tomando como agua el alcohol, necesito ir al baño así que entro a la casa y pregunto a unas chicas, me dan las indicaciones y al llegar encuentro a Sol vomitando —¿Te encuentras bien? —Si, solo me dieron náuseas –Me siento mal por ella, por haberle dicho que tomara, lo mejor es que la lleve a su casa —Ven te ayudo, te llevaré a tu casa –La agarro y salimos del baño, llegamos hasta la sala y olvidé mi cartera en el baño, la siento en el mueble y regreso al baño, tropiezo con algo, que me hace perder el equilibrio, unas manos me sostienen que evitan que caiga —Ten más cuidado —No te pedí ayuda —Lo sé —Entonces no des ayuda, sino te la piden —Tienes razón –si antes estaba enojado ahora está peor. Llego a la sala y ayudo a levantar a Sol, hasta mi auto que lo deje en la entrada de la casa, por que se emborracho tanto sí no tomó mucho o bueno eso pienso yo. Al menos me dio la dirección de su casa antes de quedarse dormida en el auto, al llegar la despierto —Sol ya llegamos a tú casa —Gracias, por traerme y evitar que hiciera un ridículo en la casa de Priscila —No es nada, ahora ve y entra a tu casa, descansa —Ten cuidado, en el camino – me dice, antes de cerrar la puerta del auto. Manejo hasta mi casa, recuerdo lo sucedido esta noche, no entiendo a ese chico raro, algo le sucede primero se acerca por una apuesta, luego a pedir disculpas, y de la nada se enoja, ha de ser un bipolar
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