Sentí que me rodeaban guerreros, muchos; pero eran los compinches de Thomas. Podía sentir sus miradas clavando cuchillos en mi piel. Enojo. Había tanta ira en el aire que me hizo dar vueltas la cabeza. —¡No lastimé a Andrea! ¡La arrastré hasta aquí!— —¡Suficiente!— Él ladró. Gruñí mientras intentaba levantarme, pero sentí el dolor atravesarme mientras lo hacía. Caí con fuerza sobre el suelo y dejé escapar un grito ahogado. —Ethan—, grité entre sollozos de dolor. —¡¡Ethan!!— Grité de nuevo. Mi mente daba vueltas y mis extremidades estaban cansadas. Parpadeé de nuevo. Mi visión comenzaba a girar mientras el dolor lamía mis extremidades. Me sentí cansado. Me sentí débil. Pero seguí luchando, sabía que tenía que luchar. Mi lobo estuvo de acuerdo. Ella también estaba cansada, nuestras her

