—Mierda,— siseó Ellie. Evan le gruñó de advertencia y él simplemente se encogió de hombros inocentemente. —¿Qué? Estoy en el equipo Levi en este caso—.
Suspiré porque sabía que Evan tenía razón. No podíamos simplemente llamar a Levi. Era nuestra manada. Nuestro negocio de manadas y tuvimos que manejarlo. No iba a dejar que Thomas consiguiera lo que quería, lo que bien podría ser una guerra con Tikanni.
No íbamos a dejar que destrozara esta manada sólo para poder salvar su propio pellejo.
Me froté la cara mientras Ryder colocaba un plato frente a mí. Eran capas de patatas, queso, trozos de tocino, crema agria, cebollino y mantequilla. Suspiré soñadoramente mientras lo inhalaba y luego asentí con la cabeza a Ryder, quien me entregó algunos cubiertos y una servilleta.
—¿Qué pasa con los p
