Dejé escapar un suspiro de alivio cuando lo vi. Mi corazón pareció desacelerarse y tomar un respiro mientras mi ansiedad se disipaba.
—Evan, vete a casa. Lo encontré—.
—Simplemente no lo hagas en nuestra maldita casa, tengo muchas ganas de dormir en mi cama esta noche—.
—Transmitiré el mensaje. Estoy seguro de que tu hermano apreciará ese comentario—, respondí un poco sombríamente con una risa.
Evan intentó responder pero corté los enlaces. En este momento, en lo único que estaba concentrado y en lo que quería concentrarme era en él.
Se estaba lavando en el arroyo; dejando que el agua fría limpie la sangre y la suciedad de su piel perfecta. Dios, se veía bien. Mi bestia vibró un poco al ver a su macho bañándose en la tenue luz de la luna del temprano anochecer.
Sumergió su cabeza baj
