Recogí nuestra ropa con mi boca y se la entregué a Derek, quien la guardó de forma segura en su mochila junto con mi manta de piel de oso; No estaba durmiendo afuera sin esa maldita cosa. No dormía nada sin esa cosa.
Evan nos gritó, provocando un gruñido juguetón de los labios de mi lobo. Quería mostrarles a los machos y a su nuevo amigo de qué estaba hecha realmente su sangre.
Andrea trotó a mi lado y chocó conmigo juguetonamente mientras acelerábamos el paso. Ryder pronto estuvo trotando con nosotros antes de salir corriendo hacia el bosque. No necesitábamos más incentivo que ese.
Todos corríamos, con el resto del grupo detrás de nosotros, hacia Ryder que era como una maldita bala. Andrea pronto lo alcanzó y le mordisqueó los pies en broma, haciéndolo tropezar y tomando la delantera.
