A mitad de camino, Evan me preparó otro trago y yo estaba más que agradecido. Sólo hablar de eso hizo que la atracción se torciera, me hizo sentir dolor por él. Mi lobo gimió , pero no había nada que pudiéramos hacer. Tenía que arreglar esto.
—¡Lo sabía! ¡Esa perra!—exclamó Evangeline.
—Evangeline, bebe esto—, dijo Evan mientras le entregaba una botella de agua.
Me reí con Andrea mientras Evangeline gemía, pero luego obedeció rápidamente. Evan se sentó y tomó un trago antes de tomar unas patatas fritas. —Ella siempre ha sido así, Cristine—.
—¿Ha sido qué?—
—¡Una puta! Dios, ¿con quién no se ha acostado?— Dijo Evangeline después de tomar un largo trago de agua.
Mi lobo se animó. —¿En verdad?—
Evan asintió mientras se comía su chip con una buena ración de salsa picante. —Se acuesta co
