—Esa noche que cambiaste fue como ver a mis hijos cambiar por primera vez. Estaba muy asustado . Tuve que verte pasar por algo así, sin poder hacer una mierda—. Suspiró y sonrió para sí mismo. —Una vez que te moviste por primera vez, mi bestia miró la tuya y fue instantáneo, eras su cachorro. Me volviste loco al principio, pero parece que yo también te veo de esa manera, Cristine, niña—, dijo mientras miraba . en el árbol alto. Me miró mientras la sutil sonrisa en su rostro resaltaba las arrugas alrededor de su boca. —¿Entonces estás diciendo que estoy atrapada contigo?— Dejó escapar una cálida risa y se encogió de hombros. —Eres afortunada.— Me reí suavemente ante sus palabras, pero realmente me conmovieron el corazón. Tuve suerte. Increíblemente afortunado. —Eres una de los mías niña,

