3.-Vida…

1347 Words
                Capítulo 3. Derek Voulder estaba atónito, casi parecía que había visto un marciano y que este le había contado las maravillas del universo, simplemente no podía creer lo que acababa de ver, parpadeo un par de veces y sólo miró a su asistente salir de su oficina. Durante todos sus años de vida, nunca antes alguien lo llamó, estúpido, pendejo o imbecil, al menos no a la cara. —¿Qué carajos le hiciste a Maxine?. Derek miró a su hermano y sólo se sentó en su silla, tenía que digerir lo que había pasado, tal vez está vez se había excedido un poco con ella, siempre la molestaba y él estaba consciente de que las cosas que le decía no eran agradables, pero por alguna razón ella lo hacía enojar tanto. Tal vez era ese peinado horrible, tal vez eran esos trajes que no le quedaban bien, tal vez eran esas calcetas de abuela que usaba, tal vez eran esas gafas tan espantosas que usaba, o tal vez era la forma en la que ella lo veía, era como si ella sintiera el mismo desprecio que él sentía por ella, y eso no le gustaba. —Derek, ¿Qué le hiciste a Maxine?. —No le hice nada. —Pero la chica salió llorando, ¿Por qué lloraba?—preguntó la mujer que se sujetaba del brazo de Roger. —Debe de andar en sus días, yo que se—respondió Derek mientras se sobaba las muñecas. —Eres un imbecil — dijo Roger y salió a buscar a la pobre chica. –¿Cuándo será el día en que empieces a tratar bien a las mujeres?. Derek miró a su prima y alzó una ceja. —No las trató mal. —A mi no me engañas, tu solo ves a las chicas como juguetes, con los que te puedes divertir, o a los que puedes destrozar a tu antojo. —No soy un santo, ¿Qué hay de malo con eso?. —Un día de estos Derek, te vas a topar con pared y pagarás todas. —Lo dudo, dime, ¿Qué haces aquí?. —Tengo un evento de moda—respondió Alisa y se acomodó en un sofá que estaba en aquella bonita oficina. Mientras tanto Roger fue al baño de mujeres, dudó en entrar pero al final lo hizo, entró, y por suerte no había nadie, cerró la puerta con seguro y fue al único baño que estaba cerrado, se recargó en la pared y metió las manos a los bolcillos de su pantalón. —Maxine, ¿Estás bien?. La chica pegó un brinco al escuchar aquella voz masculina que la derretía por dentro, se limpió las lágrimas y se quedo en silencio, tal vez ya se había vuelto loca. —Maxi. Abrió los ojos y se levantó de la taza del baño con rapidez, se arregló sus trenzas y se acomodó sus gafas, Roger era el único que la llamaba Maxi, abrió la puerta del baño y salió con lentitud, miró hacia la entrada y ahí no había nadie. —¿Estás bien?. La pobre pegó un brinco y se sorprendió de ver a ese hermoso caballero ahí de pie, luciendo tan atractivo y tan varonil, con su elegante traje y con su rostro angelical. —Si… ¿Qué hace aquí?. Roger se enderezó y dio unos pasos hasta ella, la miró con atención y se detuvo en los bonitos ojos de Maxine, los cuales no se podían apreciar bien detrás de esas gafas, pero él sabía que eran hermosos. —¿Mi hermano te molestó de nuevo?. —No, no pasó nada. —Ven a trabajar para mi. Los ojos de la chica brillaron con intensidad, se sujetó de la puerta y trató de no sonreír como tonta. —¿Qué?. —Hablaré con Derek, le diré que te transfiera como mi asistente, no tendrás que soportarlo más, pero ya no llores por él, a veces es un poco idiota. —¿Habla en serio señor?. —¿Alguna vez he jugado contigo?. La chica negó. —Le dije cosas muy feas a su hermano, creo que ahora sí va a despedirme. —Pues deja que lo haga, ya te lo dije, si él te corre yo voy a contratarte, pero perderte jamás. Esas eran las palabras más hermosas que alguien le hubiera dicho antes, no podía sentirse más feliz, pero entonces recordó a la mujer que lo había besado, tal vez era su novia, y si era así, sería mejor no hacerse ilusiones tontas. —La mujer de hace rato… bueno, supongo que es su novia, es muy bonita. Roger frunció el ceño. —¿Alisa?, si, supongo que es bonita, pero no es mi novia, es mi prima, tiene esa extraña obsesión de besar en la boca a las personas que le agradan mucho. —¿Su prima?. —Si, ya le he dicho que no lo haga, pero la mujer no entra en razón. Maxine respiró aliviada y rio como tonta, le dio un golpecito en el brazo a Roger y se cubrió el rostro. —Yo creí que era su novia, ahora me siento muy tonta. —No para nada, ¿Por qué te sientes una tonta?. La chica no pudo responder, ¿Cómo iba a decirle?, como iba a decir que lloraba debido a unos celos estúpidos, no, ni hablar. —No, por toda esta situación. —Te daría un abrazo, pero me duele un poco la garganta, creo que voy a resfriarme y no quiero contagiarte. —¿De verdad?, ¿Te sientes muy mal?, ¿Debería de traerte algunos medicamentos?. —No tranquila, seguro que no es nada, pero por si las dudas mantengamos la distancia, si te enfermas me sentiré muy mal. ¿Cómo podía haber un hombre tan bueno por ahí solo?, Maxine no tenía ni la menor idea, pero se alegraba de que lo hubiera, suspiró y sonrió como solo una mujer enamorada puede sonreír, ambos salieron del baño y la chica fue a su escritorio, mientras que Roger se fue a su oficina, después de un rato miró a la prima de los Voulder salir de la oficina de su jefe y le sonrió con amabilidad. —¿Te encuentras bien?—preguntó Alisa. —Si señorita. —Bueno, cuídate. —Si, hasta luego señorita— la despidió Maxine, ya no estaba tan enojada, pero su cuerpo se tensó al escuchar la voz de su jefe. —Maxine, a mi oficina, ahora. La pobre mujer dio pasos pequeños hasta que llegó a la oficina del jefe, ¿Ahora que iba a decirle?, ¿Cómo iba a verlo a la cara después de que le dijo tantas groserías?. Entró a la dichosa oficina y sintió un escalofrío, Derek estaba jugando con una pelota para el estrés, no se veía feliz, a decir verdad, él nunca se veía feliz. —Señor… —empezó Maxine, tenía que disculparse. —Lo siento. Los ojos de la mujer se abrieron como plato, ¿Había escuchado bien?, él…él… ¿él había dicho que lo sentía?. —Discúlpame por haberte insultado, entiendo que no siempre vas a estar de humor como para tolerar mis groserías así que… te pido una disculpa — Dijo Derek un poco avergonzado de estarse disculpando, pues no era algo que él hiciera muy seguido. Maxine estaba en shock, tal vez aún estaba en su cama, y todo esto era un sueño. Durante estos tres años de conocer a Derek, él nunca fue amable, nunca fue caballeroso o amistoso, siempre la molestaba, la veía feo o se burlaba de ella apenas se quedaban solos, así que oírlo disculparse era algo, sorprendente. —Claro… digo si, acepto su disculpa. —Muy bien, no hablemos más del tema, vuelve a tu trabajo — dijo Derek apurando aquella situación tan incómoda. Maxine asintió con rapidez, este día iba a ser guardado para la historia, el día en que Derek Voulder le dijo algo amable, sin duda ella lo tacharía en su calendario personal, para nunca olvidarlo.
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