Los días posteriores -a la aparición de la carta con sangre- prosiguieron con normalidad. A Beatriz hasta se le había olvidado.
Teresa le había hecho un recordatorio:
Los días malos vendrán, están más cerca de lo que crees. Lamentablemente, la mayoría de personas no tenemos la inteligencia necesaria para examinar la propia vida con cierta profundidad.
Teresa había amoldado un versículo bíblico al contexto actual de Crystal, y de toda la humanidad. "En aquellos días, comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta que vino la desgracia y los destruyó a todos¹". Pero Beatriz consideró el consejo exagerado.
Un día, estando Beatriz estudiando en las aulas del colegio, salió y se dirigió hacia el baño. Se sentía mareada y débil. Una vez dentro, se había encerrado en una cabina del baño.
Beatriz creyó que se quedaría ciega, porque una sombra le nublaba la visión. Esto le empezó a suceder cuando aún estaba en el aula.
Percibió que alguien caminaba alrededor del baño. La persona parecía que flotaba, ya que no hacía ruido al caminar. Lo notó porque veía una sombra por debajo de sus pies, por el reflejo del piso brilloso.
Aún se sentía débil. De pronto, la sombra se detuvo frente a la cabina del baño donde estaba. La sombra, por la forma, pertenecía a una persona esbelta. Beatriz empezó a toser, no sabía sí lo que veía estaba realmente ahí o era su visión interna jugándole una ilusión óptica. Al pasar un rato, se empezó a sentir incómoda de que la sombra no se marchase.
De manera súbita, una mano negra alargada entró por debajo de la cabina del baño, le agarró un pie y arrastró su cuerpo de manera violenta hacia fuera de la cabina. Beatriz se golpeó fuertemente la cabeza en el inodoro. El inodoro quedó manchado por tres pizcas de sangre.
Al intentar, la entidad, de arrastrar aún más su cuerpo hacia fuera de la cabina, la cabeza de Beatriz se quedó atrapada adentro, porque el espacio -por donde se ven los pies- era muy pequeño. Su cuello hacía fricción con el piso y la parte baja de la puerta. La puerta empezó a hacerse trizas.
Por razones que parecen v****r las leyes de la naturaleza, su cuerpo sí logró salir fuera de la cabina, aunque pareciera una imposibilidad por el grosor de su cuerpo.
La escena era brutal, con Beatriz a punto de ser estrangulada con las piernas levantadas hacia el cielo. La mano que la tenía levantada era de tamaño mediano, pero muy fuerte. La mano no mostraba signos de debilidad física, porque la mantuvo en el aire con la misma fuerza del inicio.
Beatriz tenía que hacer grandes esfuerzos para mover su cabeza y mirar quién la estába intentando matar.
Estaba a punto de desmayarse. La entidad, para aumentar la agonía o para dejarla inconsciente, levantó aún más sus piernas hacia arriba. A unos 80°. Beatriz se percató de que era un estudiante. Lo supo porque el cuerpo usaba su mismo uniforme. Estaba cerca de entrar en la inconsciencia. Estando más dormida que despierta, sintió una presencia invisible, que parecía succionarle la energía vital. Lo hacía por el cuello.
Pasaron minutos que parecieron eternos. De manera milagrosa, logró despertar. Seguía en la misma postura, creía que su cuello estaba a punto de separarse de su cabeza. Seguía levantada por la tiesa mano. Aquí entró en pánico. Nunca, ni en sueños, había sentido una presencia maligna tan poderosa.
Empezó a atragantarse. Experimentó el horrible síntoma que aparece cuando se priva por largo tiempo la respiración. La entidad oscura actuaba de manera irracional. Era como un animal.
Percibía, a través de su sexto sentido, que el cuerpo que la atacaba era de luz y energía negativas, tenía una materia líquida que se movían a una velocidad impresionante. Como si un agujero n***o la intentara succionar.
El dolor se volvió tan insoportable que empezó a gritar, nunca pensó que fuera posible sufrir tanto¹.
Alcanzó a ver unas mangueras muy cerca de ella. Con grandes esfuerzos empezó a rezar el Padre Nuestro en su mente. Finalmente logró sujetar el extremo de una manguera. Al agarrarse fuertemente de la manguera, logró escapar de la postura tortuosa en la que estaba. La entidad o persona la soltó. Las piernas de Beatriz cayeron al suelo y notó cómo, el cuerpo del estudiante -con intenciones asesinas- se alejaba.
Beatriz no tenía fuerzas ni para llorar. Se quedó largo rato en el baño.
Unos estudiantes que estaban cerca del baño escucharon todo. Les dió terror, escucharon gritos como si intentarán matar a alguien, golpes, lloros; grandes ruidos, provocados por la cabina de baño. También oyeron una voz misteriosa. Solo se lo contaron a unos pocos estudiantes. Sin embargo, el rumor de que en el colegio se hacían cosas terribles se esparció por todas partes.