Jairo está dándose un baño mientras la joven esposa rumia de rabia por no haber traído ropa decente. Rebusca y rebusca en la maleta buscando algo que le sirva para aquella importante ocasión. Recuerda la belleza de Natalia y sabe que tiene que estar a la altura como la esposa de su profesor. Ahora se arrepiente, pero eso no va a ser la excusa de ella para no ir a esa fiesta importante. Saca de su maleta una mucha ropa, ropa de hombre que le queda muy grande y la hace perder gracia. Con la boca hecha en mohín observa la vestimenta que se piensa poner. —Está horrible— dice la joven al ver aquello destrozo de ropa— me voy a ver espantosa. El pantalón es algo grande y descolorido. Una camisa igual de grande y no trajo si las botas vaqueras que ya estaba bien usada. — Con esta ropa