Jairo ve dormir a su Panacleto Pedraza de Ucheke en su hombro, con cuidado le quita una hebra de cabello de su ojo. Ojos que están cerrados porque va dormida. Sonrió al ver aquella facha tan estrafalaria, pero está bien. Ese era su castigo por ser un boqui flojo. Dejo salir el aire de sus pulmones. La veía dormir y era toda una adoración. Cuando está callada y dormida. Porque despierta era peor que un desastre natural, no sabía por dónde iba a emerger la emergencia. —Señor Panacleto — la llamó con ternura— hemos llegado— le dijo para despertar al señor tan hermoso que descansaba en su hombro. Ella se desperezó y le sonrió con el corazón en sus ojos. Él sintió que su corazón salto de emoción. Pero la joven al percatarse de la situación y recordar que estaba enojada con él,