DÍAS ATRÁS (I)

4028 Words
{JACK} Día 5 de noviembre de 2015. Desde que comenzó el apocalipsis, hará algo más de un año, no me he preocupado por el tiempo. Lo importante era sobrevivir y conservar a tus seres queridos, todo lo demás no importaba. Pero ahora, ahora que estoy a salvo, tanto yo como todos mis amigos, mi familia, puedo volver a permitirme el lujo de saber en qué día vivo. Son las once de la mañana, lo veo en el reloj de pared que hay en el apartamento de Luke, Mike y Zeth, aunque todos los apartamentos cuentan con uno y, además, con un calendario. Ayer nos quedamos toda la tarde aquí, todos reunidos, celebrando que estábamos juntos de nuevo. Hasta que empezó a hacerse tarde y, como todos los días a las doce de la noche, una voz alertó del toque de queda por unos altavoces que hay repartidos por toda la isla. Todos se marcharon a sus apartamentos y yo me quedé aquí, en mi apartamento anterior ya no me quieren. Crystal me odia, me odia por haberle ocultado todo lo relacionado con Maya. Y Gigi, ella que es la mejor amiga de Crystal, que es como su hermana, también me odia. Pero no dejaré que esto acabe así, tengo que intentar arreglarlo, las quiero demasiado, especialmente a Crystal, ya son parte de mi vida y si se alejan de mí para siempre, me dejaría destrozado. Me pongo unos pantalones vaqueros, lo primero que cojo del equipaje que traje en una mochila, una camisa de mangas largas, marrón y muy sosa, sin dibujos ni nada, y me calzo los pies con unas botas gruesas y negras. Por último, alcanzo un abrigo n***o con capucha y ya estoy listo para caminar por la nieve. Salgo en silencio, mis amigos y compañeros de piso aún duermen. Por el camino al apartamento de Crystal, que está un piso más arriba del de Luke y compañía, me doy cuenta que hay algo en lo que no he cambiado: siempre me pongo lo primero que encuentro, sin importarme si voy bien vestido o no. Probablemente sea la única cosa en la que no he cambiado porque en lo demás... soy totalmente distinto, tanto en el interior como en el exterior. Cuando llego, llamo a la puerta. Nadie abre. Llamo otra vez. Acerco la oreja a la puerta. Escucho susurros, detrás de la puerta. Seguro que me han visto por la mirilla y no quieren abrirme. - Crystal, Gigi, sé que estáis ahí detrás, os he oído. Por favor, abrid la puerta...- les digo un poco desanimado. Odio que me odien, ellas no. He vivido con ellas más de seis meses en El Desfiladero y eso ha hecho que sean parte de mi familia. - Vete, no tenemos nada de lo que hablar contigo, ya lo hemos escuchado todo- me dice Gigi desde dentro y suspiro. - Por favor...- digo con una bola en la garganta, con ganas de llorar-. ¿De verdad vais a hacerme esto después de tanto tiempo? Me conocéis, sabéis que soy buena persona, sabéis que os quiero, sois mi familia... - Todo eso se acabó el día que descubrimos que nos habías estado mintiendo- dice Gigi. Crystal parece estar muy callada... - ¡Yo no os he mentido! Solo os oculté una cosa. Por favor, dejadme al menos explicarme...- les pido y oigo cómo se abre la puerta. - Anda, pasa- me dice Gigi con un movimiento de cabeza. - Gracias...- paso por su lado, cabizbajo, y llego a la sala de estar donde se encuentra Crystal sentada en un sofá. - Empieza a largar. A ver qué más mentiras vas a soltar- me dice Gigi. - No, déjanos a solas- le dice Crystal a su amiga-. Lo siento, pero esto no te incumbe, Gigi. - ¡¿Cómo?!- exclama ella-. ¡Claro que me incumbe! ¡Eres mi mejor amiga y no voy a permitir que nadie te haga daño! - Lo sé y te lo agradezco mucho, pero esto es un asunto de dos, no de tres. - Como quieras...- dice Gigi un poco decepcionada y nos deja a solas en la sala de estar, uno al lado del otro en el sofá. Espero unos segundos a que Gigi esté lejos y empiezo a hablar, a la vez que Crystal. - Yo... - Jack... - Empieza tú- le digo. - No, tú... - Vale. Mira, sé que te ocultado lo de Maya y... - No ha sido solo ocultarme algo, Jack. Una vez te pregunté si habías tenido alguna novia antes y me dijiste que no. Me mentiste. Ya no sé si puedo volver a confiar en ti... - Te mentí porque daba por perdida a Maya y a sus bebés y el solo recuerdo de ella me dolía mucho. Y... y porque quería que lo nuestro saliese perfecto... - Vale, sí, te dolía pensar en ella, pero Jack, éramos compañeros, se supone que podías confiar en mí y decírmelo todo. Eso es lo que hacen las parejas, no se guardan nada, se lo cuentan todo. - Yo...- suspiro-. Lo siento... lo siento mucho... Comprendo que estés enfadada conmigo, que no quieras volver a hablarme, que me quieras matar, pero es que no puedo... te quiero demasiado, no puedo dejarte ir así sin más... Crystal suelta una pequeña risita. - Jack, no quiero matarte. Ni te he dejado de querer de la noche a la mañana. Lo de ayer fue una rabieta que cogí. Me dolió mucho verte besar a otra y enterarme de que podías ser padre. Hoy estoy más tranquila pero no por eso menos decepcionada... - Entonces...- digo no muy seguro de a donde quiere ir a parar, mirándola a sus hermosos ojos verdes. - Necesito algo de tiempo, necesito pensar... - Vale- asiento con la cabeza, con una leve sonrisa de gratitud-. ¿Puedo...? - Claro- dice ella y me da un breve abrazo. Le sonrío y me levanto del sofá. - Bueno, pues... Ya nos veremos, ¿no? Crystal asiente con una leve sonrisa y me acompaña hasta la puerta. Cuando salgo, pego la oreja a la puerta y me quedo escuchando los gritos de Gigi. - ¡Sí, lo he escuchado todo, y no me parece nada bien! ... ¡Sí, yo también lo quiero pero me pareció fatal lo que te hizo! Suspiro y bajo las escaleras del edificio para salir del piso. Vuelvo de nuevo a mi hogar pero esta vez más feliz.  Al fin y al cabo, puede que todo tenga arreglo. {RACHEL} 5 de noviembre. Paso todo el día correteando por Yanna, junto a Liam, jugando con la nieve. Hacemos figuritas en la nieve, batallamos con bolas de nieve, nos tiramos en la nieve y nos revolcamos, como si fuéramos dos niños pequeños. Y en cierto sentido, así me siento, como si fuera pequeña de nuevo. Libre, alegre, esperanzada, humana, así me siento. Acabamos muy lejos del centro de la isla, que es donde se agrupan todos los pisos, donde se reúnen la multitud de miles y miles de personas. - Este podría ser nuestro sitio secreto, nuestro lugar especial- le digo a Liam y este asiente con una sonrisa de oreja a oreja, examinando el lugar y comprobando que es seguro. Son cuatro grandes rocas, tres que hacen de pared y una colocada encima, que hace de techo. Hace como una especie de pequeña cueva. - Me gusta- sonríe Liam y se sienta en la nieve. Me siento cerca suya y me entra un escalofrío por todo el cuerpo, empiezo a tiritar. - Ven- me dice Liam y me acerca a él, rodeándome con sus brazos-. Así no tendrás frío. Le sonrío y me acurruco en su hombro. - Se me hace raro estar así contigo. - ¿Por?- me pregunta Liam con el ceño fruncido. - Ya sabes, por el tiempo... Ha sido medio año, Liam... - Pero aún así me quieres...- me susurra apartándome un mechón de pelo de la cara-. Tanto como yo a ti. - Sí...- susurro, aunque no muy convencida. - Echaba de menos todo de ti- me susurra Liam en mi oído y me besa en la frente-, pero lo que más echaba de menos eran tus labios. Liam me besa y yo le sigo el beso. Liam me acaricia el pelo mientras me besa intensamente, como si no hubiera un mañana. Yo lo paro por los hombros y lo alejo un poco. - ¿Qué pasa? ¿No te gusta?- me pregunta decepcionado. - No, no es eso... Es... quiero ir despacio...- le digo un poco sonrojada. - Como quieras- me sonríe Liam, un poco exagerado-. Tenemos todo el tiempo del mundo... - Sí- sonrío y me acurruco junto a él. Durante un buen tiempo, nos quedamos en la cueva. Hasta que oímos pasos y me pongo en posición de defensa. - Tranquila- me susurra Liam-. No es que por aquí vaya a aparecer algún zeta. Me quedo callada, tensa, escuchando como se acercan los pasos. ¿Pero y si es un zombi? No tengo armas, aquí no se permiten. Bueno, sí, tengo escondida mi ballesta en mi apartamento pero no puedo sacarla fuera. Aunque aún me quedan mis puños, puedo valerme con eso, espero. Mis dudas se aclaran al escuchar risas y no gruñidos. Un grupo de jóvenes, chicos y chicas, aparecen ante nosotros. Alguien, parece ser el líder del grupo, aparta a los demás y se deja ver delante de todos. - Ala, si es la parejita del año- se ríe Ian-. Vale, chicos, mirad, yo os quiero mucho. No, en serio, os llevo en el corazón, pero este es nuestro sitio y ahora tenéis que iros. - ¿Porque tú lo digas?- le pregunto desafiante a Ian, saliendo de la pequeña cueva. - Yo la vi primero, yo me la quedo- dice este. - ¿Qué pasa si no quiero? ¿Qué vais a hacer tú y tus amiguitos borrachos, eh? - Rachel...- susurra Liam para que me calme. - Estoy bien- le digo y me vuelvo hacia Ian de nuevo-. Estábamos nosotros primero y no nos vamos a ir. - Rachel...- vuelve a decir Liam. - Por las buenas... o por las malas...- dice Ian seriamente y deja en la nieve una bolsa llena de algo que parecen botellas. - ¿Eso es alcohol?- señalo la bolsa-. Está prohibido. Sabes que puedo decírselo a los guardias, ¿no?- le amenazo. - Si dijeras una sola palabra, te quedarías sin lengua- me dice Ian y saca algo de un bolsillo. Todos sus secuaces le imitan, todos sacan una navaja. - ¡Rachel!- me dice Liam tirando de mi manga. - Hazle caso a tu amor, más vale que os vayáis de aquí- me dice Ian con una sonrisa de superioridad. - ¡No!- grito deshaciéndome del agarre de Liam-. ¡Que intenten algo! ¡No podrán conmigo! - Tú lo has querido- sonríe malicioso Ian y da un paso adelante, navaja en mano, junto a sus amigos. Liam tira de mí a la fuerza y me aleja de allí en contra de mi voluntad. Ian se queda mirándonos, sonriéndonos ampliamente y despidiéndose de nosotros con la mano. Coloco mis manos alrededor de la boca para hacer eco y grito: - ¡Bizco, que estás bizco! ¡Drogadicto de mierda, que te jodan! Para terminar, le hago un corte de manga y me vuelvo hacia Liam. - ¡¿Tú estás loca?! ¿En qué estabas pensando? ¡No teníamos armas, ellos sí! ¡Son unos putos borrachos, son peligrosos!- me regaña Liam. - Voy a chivarme a los guardias, no se irán de rosita esos capullos...- le digo a Liam de brazos cruzados. - No- me dice este-. No lo hagas, ya has visto como son ese tipo de gente. Buscarían venganza e irían contra ti. O mucho peor, contra la gente que te importa... - Vale, vale, no diré nada...- le digo para que se calle, aunque no es verdad. Cuando se va haciendo de noche, me despido de Liam con un beso casto y, antes de ir a mi piso, voy al encuentro de un guardia y le comento lo que han estado haciendo Ian y sus amiguitos. Una vez en mi apartamento, Andrew me recibe con un enorme abrazo y Mary con una bonita sonrisa. Me ducho, cenamos entre los tres, y nos vamos a dormir, Mary con Andrew y yo sola en mi habitación. 6 de noviembre. - ¿Qué vas a hacer hoy?- me pregunta Mary en el desayuno. - Pues hemos quedado unos cuantos para informarnos de las misiones estas que se hacen fuera de Yanna y de los trabajos que hay. Ya ha pasado un mes y tenemos que trabajar si queremos comida. Luego de eso pasaremos el rato. Tú también puedes venir si quieres, y Andrew, claro. - No- niega ella con la cabeza-. Ya sabes que no me quieren allí, especialmente tu primo. - Tú solo dale tiempo. Al final todos te perdonarán, ya verás- le digo y muerdo la tostada de mantequilla. - Eso crees pero yo no estoy tan segura...- suspira Mary. - Sí, tonta, ahora eres un sol, se darán cuenta tarde o temprano. ¿Qué vas a hacer tú? - Pasar el día con Andrew- se encoge de hombros-. Y tal vez iré a ver si encuentro algún trabajo que me guste. Lo malo es Andrew, no podemos dejarlo solo. - Cierto- asiento con la cabeza-. Por cierto, ¿dónde está él ahora mismo? - En su cuarto, jugando con los juguetes. - Podemos turnarnos para controlarlo- le digo a Mary. - ¿De verdad harías eso?- se alegra ella. - Claro, ya nos toma a las dos como sus madres, así que yo también tengo esa responsabilidad. Y qué coño, le he cogido cariño. En el fondo es un buen chico. Todo lo que tenía de malo era lo que le aprendió Jeff pero eso se puede cambiar- sonrío. - Sí- asiente Mary y termina de comer. Salgo de mi piso y comienzo a caminar hasta el piso de Luke. Pero nada más salir, alguien me atrapa por detrás y me tapa los ojos. Intento salirme de su agarre pero no lo consigo, me tiene bien inmovilizada. - ¡Suéltame!- grito. Mi atacante se ríe. Es la risa de Liam. Me vuelvo hacia él, un poco enfadada. - ¿Asustada?- me dice él con una sonrisa divertida. - ¡Sí, no me gustas que hagas eso! - Pensé que te gustaba que te sorprendiera. - Eso era en La Llama, me gustaban los chicos misteriosos. Ahora no, ya estoy harta de tantos misterios. - Entendido- me dice y me da un corto beso en los labios-. Oye, no tendrás pensado apuntarte en las misiones esas, ¿verdad? - Pues ahora que lo dices... sí, creo que sí... - ¡¿Qué?! ¡No! ¡De ninguna manera! Aquí estamos a salvo, no quiero volver a perderte... - No me perderás- me río-. Sigo viva después de todo. Si he podido con todo lo que me ha pasado, puedo con más. - No te lo tengas tan creído, no eres una superheroína ni nada parecido. Has tenido suerte, como yo, y eso es todo. - No vas a prohibirme ir a las misiones. - No, claro que no, pero por favor, hazlo por mí. - Liam, ya llevo un mes aquí y no se me permite estar más tiempo sin un trabajo. Y no quiero la mierda que me tocó en La Llama como cocinera o limpiadora. - Seguro que hay otros trabajos buenos, como guardia. Por favor, te lo suplico, Rachel. Por lo menos por un tiempo, no salgas de aquí...- me suplica. - Está bien. Pero solo por ti, por nosotros... Los únicos que aceptan salir de la isla son Zeth, Kat y Caine, el amigo que Liam se trajo de su tribu de niños locos. Los tres tienen un mes de preparación, ya tengan mucha experiencia o no. Yo me quedo con el trabajo de guardia, al igual que Luke y Liam. Mike y Jack escogen ser aprendices de los científicos de la isla. Clare y Crystal tienen experiencia como enfermeras, así que se preparan para ello, mientras que Gigi y Maya tienen más experiencia como maestras. Los días pasan. Pasan volando. Intento pasar tanto tiempo com Mary como con Liam y en los primeros días es así pero no tardo en distanciarme de Mary, al igual que ella de mí. Se ha buscado un trabajo de guardia, al igual que yo, pero sus patrullas son por la tarde y las mías por la mañana para así poder ocuparnos de Andrew cuando la otra no está. Mi día es muy ajetreado y de no ser porque Liam también es guardia y patrulla junto a mí, lo vería muy poco tiempo. El chico de la cicatriz no ha vuelto a dirigirle la palabra a su hermana desde aquella vez que llegó a Yanna. La odia, la odia y lo comprendo por todo lo que lo ha hecho pasar pero yo sé que ha cambiado y he sido capaz de perdonarla, cosa que él no, ni siquiera le ha dado una oportunidad. Mary llega por la noche. Es sábado, ha estado toda la tarde fuera y los fines de semana no trabajamos, así que no sé que habrá estado haciendo ni dónde. Lleva semanas así, desapareciendo sin más y dejándome a cargo de Andrew. - ¿Dónde has estado?- le pregunto, curiosa, a Mary. - ¿Te pregunto yo a ti dónde vas y con quién?- me pregunta ella. - Tienes razón, lo siento, no soy nadie para preguntarte eso...- me disculpo. - Exacto, tú lo has dicho- me responde. Hoy parece que está un poco más borde de lo normal. Termino el día como todos los anteriores y al día siguiente me reúno con Liam en el centro de la isla, donde está la característica secuoya gigante de Yanna. Siempre viene puntual, algunas veces incluso se adelanta. Pero hoy llega tarde. Veinte minutos tardes. Estoy por irme. Pero aparece. Justo a tiempo. - Lo siento, estaba un poco ocupado con los niños- se disculpa él. - Últimamente pasas mucho tiempo con ellos, ¿no?- le pregunto un poco molesta por la espera. - Pueden ser mis hijos... - Exacto, pueden... - Los quiero como si lo fueran...- dice Liam. - Lo sé, no te estoy diciendo que no lo hagas, que no pase tiempo con ellos, pero tanto yo como tú sabemos que esto va a perjudicar nuestra relación... - No tiene por qué, no tienes de qué preocuparte- me dice Liam, extrañado. - Por Dios, Liam, vives en el mismo apartamento que dos solteras. Bueno, tres. - ¿Eso es lo que te preocupa?- se ríe Liam-. Yo no quiero nada con Maya, y mucho menos con Clare. Y Kat, Kat es como una hermana. - No sé, Liam, el roce hace el cariño... - Mira, si es por eso, pido otro apartamento junto a Caine y se acabó. ¿O también vas a pensar que me acabaré enamorando de él? - No, no tienes por qué hacerlo- le digo cabizbaja-. Olvídalo, ha sido solo un pequeño ataque de celos. - Puedes estar tranquila, Rachel. Te quiero a ti. No, no te quiero, te amo. Y siempre te seré fiel. Miro a Liam, un tanto desconfiada, pero al final asiento con la cabeza, con una leve sonrisa, y paseamos por la nieve. Mi corazón no sabe bien lo que siente, mi cabeza no tiene nada claro lo que quiere. ¿Amo a Liam? ¿Lo amo realmente? Contando los días que hemos pasado juntos, desde que lo conocí en La Llama hasta ahora, no serán más que pocas semanas, no lo conozco tan bien como creo saber. ¿Es amor lo que siento por él o solo una obsesión? {JACK} Un mes y medio llevo ya aquí, en Yanna. ¿Los zombis? Ya los he olvidado. Es como si nunca hubiera habido un apocalipsis zombi. Todo lo anterior parece tan lejano... Hace dos semanas llegó Maya y hundió mi relación con Crystal, pero no por eso me he enfadado con ella. La quiero, siempre la querré, y a sus hijos, sean míos o no. Toco la puerta de Crystal. Le traigo un bizcocho hecho por mí. No sabía hacerlos pero mi prima Rachel me ha estado enseñando. He vuelto a ver a la pelirroja pocas veces desde mi disculpa, me la he ido encontrando por la isla junto a Gigi y me he pasado a saludarla. Ambas parecen más relajadas conmigo. Pero ya hace días que no he vuelto a verla y el bizcocho es la excusa perfecta para volver a encontrarme con ella. La pelirroja me abre y me deja pasar. - Bueno, solo venía a traerte este bizcocho. - ¡Guau!- dice ella asombrada-. ¡Qué buena pinta! ¿Lo has hecho tú? - Sí, te mentiría si te dijera lo contrario- le sonrío. - ¿Desde cuándo sabes cocinar?- me pregunta desconfiada. - Desde que mi prima me enseñó hace unos días. Crystal asiente y parte un trozo para comérselo. - Coge un trozo- me invita-. Lo has hecho tú, qué menos. - Yo, eh... Vale...- sonrío levemente y cojo un trozo del bizcocho. Lo pruebo. Sabe bien pero no tanto como los que hace Rachel. - ¿Dónde está Gigi?- le pregunto a Crystal. - Trabajando- me contesta y asiento con la cabeza. - Ven, siéntate- me dice tocando el sofá a su lado. Me siento a su lado y termino de comerme el bizcocho. - Vaya, te has manchado aquí- dice Crystal señalando su labio inferior. Me toco el labio. - ¿Ya?- le pregunto mirándola a sus hermosos ojos verde intensos. - No- susurra ella y se acerca a mí para pasarme un dedo por mi labio inferior-. Ya. Se hace un silencio entre los dos. Está demasiado cerca... No sé si podré evitar la tentación... Tengo ganas de besarla. Necesito besarla. Ella se me queda mirando y yo a ella. Crystal se acerca más y me besa, yo le sigo el beso. - ¿Y el tiempo?- le susurro entre cada beso. - Que le den por culo al tiempo- susurra Crystal y seguimos besándonos. Pierdo la noción del tiempo. Cuando estoy con Crystal, es ella y nada más. Es como un sueño, el sueño más bonito que se puede tener. Después de los minutos más felices de mi vida desde que llegué a Yanna, me despido de Crystal con muchos besos y salgo justo cuando entraba Gigi. Esta me mira desconfiada y yo la miro con una sonrisa. Luego me dirijo a casa de Maya. Hoy no los he visto, a mis mellizos, necesito verlos. Sea o no sea el padre, los querré como si lo fuera, al igual que de una forma extraña, siempre seguiré amando a Maya, aunque no como a Crystal. Clare no está en el apartamento, Caine tampoco. Solo Liam y Maya, jugando con los dos bebés. Son buenos padres. Y hacen buena pareja. Pero no me gustaría que hubiera nada entre ellos. Principalmente porque me pondría celoso, me costaría ver a Maya con otro, y porque no quiero que mi prima Rachel sufra, ya ha sufrido demasiado. - Hola, Jack- me sonríe Maya con la niña en brazos-. Alex, mira quien ha venido. Es papá. Cojo a mi pequeña Alexandra en brazos. Es preciosa. La amo. Y cada vez que la veo me recuerda a mi hermana, mi hermana Alex. Le puse el nombre por ella. Nunca tuve la oportunidad de conocerla como lo que era, mi hermana. Por eso y porque es rubia, como lo es Maya y como lo era Alex. Liam tiene en brazos al pequeño Abadón. Le pusimos ese nombre en honor al crucero que nos trajo hasta este sitio, el barco que nos reunió a todos de nuevo. - Ey, Jack- me saluda Liam-. Espero que me estés preparando un buen regalo, soy muy exigente. - ¿Perdona?- le pregunto con los ojos entrecerrados y Liam se ríe. - Dentro de poco es mi cumpleaños. - ¡Ostias!- exclamo al acordarme de algo-. Ahora que hablas de cumpleaños... Acabo de acordarme de que también es el de Rachel. - ¿Cuándo?- se interesa Liam, que parece no saberlo. - El 28 de noviembre. - ¡Ala! ¡El mío es dos días después!- exclama Liam-. Habrá que prepararle algo bueno, quiero darle una sorpresa. - No creo que quiera...- le digo con una mueca de tristeza. - ¿Por qué no? - Porque hace justamente un año que ocurrió el peor día de su vida.
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