La Emboscada El aire en el Dominio de las Sombras era denso y helado, cargado con una energía oscura que hacía estremecer incluso al más valiente. Selene y su grupo permanecían inmóviles, enfrentándose a la formación de guerreros que les cerraba el paso. Cada figura, con armaduras negras y ojos incandescentes, parecía una sombra viviente. Kael fue el primero en reaccionar. —¡Preparaos! —gritó, desenvainando su espada y avanzando unos pasos frente al grupo. —Esto no es una batalla cualquiera —advirtió Asterion, colocando una mano en el suelo y murmurando un conjuro. Su vínculo con la tierra le permitió sentir algo inquietante: el terreno parecía vivo, como si respondiera a la presencia de los guerreros oscuros. La Guardiana del Umbral, que había desaparecido tras permitirles cruzar, no

