El Laberinto de los Ecos los había llevado hasta un terreno extraño, pero la calma de la pradera era solo una tregua antes de que el verdadero peligro se revelara. La advertencia de Asterion resonaba en la mente de Selene y sus compañeros: “El próximo desafío será el más personal de todos.”
Kael observó el cielo estrellado, cuyos astros brillaban con una intensidad surrealista, proyectando sombras danzantes en el suelo. “Este lugar no es lo que parece,” dijo. “Es una ilusión, pero al mismo tiempo… es real.”
Selene asintió. “Lo que enfrentamos no solo está diseñado para desafiarnos. Nos está preparando para algo más grande, algo que aún no entendemos.”
Varek se cruzó de brazos, su rostro endurecido. “No importa qué sea. Estamos aquí para ganar, no para cuestionar.”
Pero antes de que pud
