El aire en el laberinto parecía haberse detenido. La atmósfera cargada presionaba sobre los hombros de Selene y sus compañeros, como si el propio espacio estuviera consciente de lo que estaba a punto de suceder. Las palabras de Asterion aún resonaban en sus mentes: “Las sombras aquí no solo acechan; son el reflejo más oscuro de su interior. No pueden avanzar sin enfrentarse a sí mismos.” Selene miró a su alrededor, buscando signos de consuelo en sus compañeros, pero encontró rostros tensos y miradas cargadas de preocupación. Alina sostenía el arco con fuerza, sus nudillos blancos del esfuerzo, mientras Kael estudiaba los alrededores como si pudiera resolver el enigma con pura lógica. Varek permanecía en silencio, pero sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y miedo. Asterion se man

