La Penumbra Traicionera El camino que había surgido de la fuente parecía un puente de luz. A medida que avanzaban, el grupo notó que la oscuridad a su alrededor no era vacía, sino viva, pulsante y cargada de un ominoso silencio. —Esto no es natural —dijo Kael, observando cómo las sombras se retorcían al borde del camino—. Algo nos está observando. Selene, con la daga en la mano, sentía una creciente tensión. Aunque el sendero brillaba tenuemente, cada paso parecía atraer más de esa oscura presencia. De repente, una figura apareció al final del camino. Era alta, envuelta en un manto de sombras, y sostenía un bastón adornado con un cristal que emitía una luz parpadeante. —Bienvenidos al Umbral de la Luz Perdida —dijo la figura, su voz resonando como un eco dentro de sus mentes—. Aquí se

