El eco de los pasos de Alina resonaba en los pasadizos oscuros mientras corría, con el pecho ardiendo y las lágrimas quemando sus mejillas. Su madre había luchado con valentía para protegerla, pero el precio de esa valentía aún era incierto. Cada paso que daba hacia el escondite donde la esperaban Kael y Selene era una mezcla de esperanza y miedo. Cuando finalmente llegó, Kael la atrapó en sus brazos antes de que se desplomara al suelo. “¿Qué pasó? ¿Dónde está la reina?” preguntó con urgencia, sus ojos buscando respuestas en el rostro de Alina. “Gavric…” jadeó Alina, apenas capaz de articular las palabras. “Nos encontraron. Mi madre… Adrien… los capturaron.” Kael cerró los ojos con fuerza, su mandíbula apretada mientras contenía su furia. Selene se acercó, poniendo una mano en el hombr

