Ecos De La Batalla El amanecer encontró a Kael, Erevan y Vanya entre los restos de la batalla. El campamento estaba destrozado; el fuego que habían encendido para protegerse se había extinguido en algún momento de la madrugada, dejando solo el olor acre del humo y de la sangre. Las criaturas habían desaparecido, pero las palabras de la figura sombría aún resonaban en la mente de Kael: “Devuélveme lo que me pertenece.” Vanya, que había sufrido una herida en el brazo, envolvió la zona con un trozo de tela mientras miraba el horizonte con expresión grave. —No tenemos mucho tiempo. Si esas cosas regresan, no seremos capaces de detenerlas otra vez. Kael asintió. La pelea había dejado claro que el cristal no solo era un objeto de interés para las criaturas de las sombras, sino también un pel

