El frío viento de la montaña golpeaba con fuerza, pero Kael, Selene, Alina y Varek continuaban su ascenso sin detenerse. Detrás de ellos, las voces de los Cuervos que habían decidido acompañarlos se hacían cada vez más lejanas. Habían dejado el campamento hace días, siguiendo las indicaciones crípticas de un mapa que Lioran les había proporcionado. “¿Cuánto falta?” preguntó Selene, ajustándose la capa de lana sobre los hombros. Kael revisó el mapa nuevamente, observando con cuidado los puntos de referencia. “Según esto, deberíamos estar cerca. Pero con este clima…” Antes de que pudiera terminar, Alina se detuvo de golpe, levantando la mano para silenciar al grupo. “Escuchen,” susurró. En el silencio helado, un leve murmullo llegó a sus oídos, como si cientos de voces estuvieran susurra

