El portal los arrojó a un mundo en caos. La luna llena iluminaba un campo de batalla inmenso, donde ejércitos de sombras y criaturas de luz luchaban sin descanso. Los rugidos y gritos de guerra se mezclaban con el estruendo del acero y la magia. Vlad e Isolde aterrizaron de pie, cada uno sosteniendo el Corazón que brillaba con una intensidad sobrenatural, un faro de esperanza en medio de la oscuridad. A su alrededor, las fuerzas de las sombras parecían infinitas, una marea negra que amenazaba con engullirlo todo. —Este es el final —dijo Vlad, apretando los puños—. O ganamos aquí, o el mundo se pierde. Isolde asintió, mirando a su alrededor. —Pero no estamos solos. De la penumbra surgieron aliados inesperados: vampiros, lobos, y humanos que habían decidido luchar por un futuro mejor. U

