El Silencio Tras El Sacrificio
El altar permanecía en un inquietante silencio. La luz que había envuelto a Selene se había desvanecido, dejando una calma extraña en la fortaleza. Darius y Kael miraban el lugar donde Selene había estado momentos antes, sin poder procesar lo que acababa de ocurrir.
Kael, de rodillas, golpeó el suelo con el puño, su voz quebrándose:
—¡No tenía que terminar así!
Darius, aún empuñando su espada, caminó lentamente hacia el altar. Su rostro, normalmente imperturbable, estaba marcado por una profunda tristeza.
—Ella lo sabía… desde el momento en que decidió quedarse.
Kael levantó la vista, con lágrimas en los ojos.
—¿Y eso lo hace más fácil? ¿Aceptar que ella se sacrificó mientras nosotros nos quedamos de pie sin hacer nada?
Darius no respondió de inmediat
