El Corazón de la Luna había cumplido su propósito inicial: llevarlos al siguiente paso en su travesía. Sin embargo, tanto Vlad como Isolde sabían que su poder encerraba secretos que aún no comprendían del todo. Mientras el bosque nocturno se extendía a su alrededor, la luna llena parecía brillar con una intensidad sobrenatural, como si quisiera advertirles que lo peor estaba por venir. El Bosque Susurrante El bosque era denso, y aunque la luz de la luna bañaba cada rincón, había una quietud inquietante en el aire. Las hojas crujían bajo sus pies, y un viento helado parecía traer susurros indescifrables. —¿Sientes eso? —preguntó Isolde en un murmullo, mirando a Vlad. Él asintió, sus ojos escaneando el entorno. —No estamos solos. Un susurro más claro llegó a sus oídos. Parecía provenir

