Yoosuk se sentía en el cielo, las caricias en su cabeza eran tan relajantes y adictivas como el aroma a lluvia, flores silvestre y durazno que inundaban su nariz.
¿Cuántos años que no despertaba así de descansado? ¿Hace cuánto que no había dormido tan bien?
Sin poder evitarlo afianzó su agarre en el pequeño cuerpo y escondió su rostro en un lugar más cálido donde el aroma tan exquisito se concentraba con fuerza, demasiado tentador como para no hacerlo, restregó su nariz en la suave y cálida piel.
Una tierna risa por su acción le hizo sonreír mientras seguía oculto en el cuello del omega, porque sabía, que una vez abriera sus ojos ya no tendría una excusa para sus acciones y tendría que prepararse para irse.
Sabía que no debería de estar acostado junto a JiHun, abrazándolo y enterrando
