ZAYN No fue hasta que nos acomodamos en el lujoso jet privado de la empresa, con champán y cuencos de fresas frescas, que Aria comenzó a relajarse lentamente con el cálido resplandor de su bebida dorada y burbujeante. —Nunca he estado en Portland antes —confesó con un toque de emoción—. Hemos estado en algunos resorts en las islas y a lo largo de la costa, pero nunca en Portland. —Entonces te espera una sorpresa —dije—. No solo está lleno de cultura, también es un gran centro en el mundo tecnológico. —Eso he oído. —Se giró para mirar por la ventana, haciendo girar su copa frente a sus labios tentadores. Estaba hermosa, y con cada minuto que pasaba, me daba cuenta de que este viaje podría ser aún más desafiante de lo que había anticipado, lo cual parecía imposible. Pensé que me había

