Cassie Oh, mierda. Mierda. Mierda. Mierda. De pronto, me sentí dolorosamente sobria al ver a Kian allí, con los ojos abiertos de par en par y la boca entreabierta. No sabía qué me había pasado. La euforia de la carta de aceptación, seguida de nuestro beso accidental —por muy breve que hubiera sido— me había hecho olvidar todo por un momento. Todo. Yo tenía un plan. Uno bueno... Pensé que quizá podía ser ese tipo de mujer que luce irresistiblemente sexy y baila con el chico más atractivo de la ciudad en el club, sin preocuparse por nada en el mundo. Sobre todo, pensé que podía ser el tipo de mujer que Kian querría como algo más que una amiga. Qué idiota fui. Una completa tonta. Ugh. Me había olvidado de todas las cosas que había entre nosotros, de todo lo que me impedía ser el tipo

