BASTIAN Era un viernes por la noche y yo estaba en casa. Había tomado unas copas con los chicos después del trabajo, pero decidí tomármelo con calma esta noche, porque Zayn y yo planeábamos unirnos a Kian en su yate mañana por la mañana para nuestro fin de semana de chicos. Igual me estaba divirtiendo —por supuesto—, aunque, debo admitir, la otra noche fue puramente para molestar a Rose. Su estúpido gato blanco había usado mi sofá como rascador, y juro que orinó en mis zapatos. Había dejado la música sonando hasta mucho después de que mis invitados se fueran. No estaba del todo seguro si esperaba que ella viniera furiosa, pero había estado sospechosamente callada. ¿Estaba decepcionado por eso? Tal vez. No me habría molestado verla. Había sido divertido, nuestra “pequeña guerra”, per

