BASTIAN —Ese día tuve un mal presentimiento —gruñí—. Mis instintos me decían que algo no estaba bien. No escuché a mi intuición. Por eso tengo a este lobo en la espalda. Señalé mi espalda. —No está aquí para cubrir ninguna de las cicatrices. Está aquí para ayudarme a tomar mejores decisiones en el futuro. La vi asentir. —Más le vale. —Sí, más le vale. Zayn me rescató —continué—, le debo la vida. Entró sin dudar ni un segundo. Se llevó unas cuantas puñaladas y arañazos él mismo. —¿Pero nada como lo tuyo? —Nah, ellos salieron corriendo —dije, pasándome una mano por el cabello. Estaba hecho un desastre. —Pasé unos meses en el hospital —suspiré—. Tuve que someterme a múltiples cirugías. Al final, fue ese golpe con el bate de béisbol, aquí en la sien —señalé la cicatriz en mi cabeza—,

