ZAYN Para la mañana del lunes, había decidido no darle demasiadas vueltas a la incomodidad con el señor Sutherland a nuestro regreso. Era un poco extraño que me llamara a su oficina a primera hora, pero me esforcé en asumir que tenía que ver con el proyecto. Eso fue hasta que entré y vi la expresión en su rostro. No era la de un hombre complacido porque su equipo acababa de cerrar una gran cuenta. —Siéntate —dijo con brusquedad. Me desabotoné el saco y me dejé caer en la silla, intentando actuar con naturalidad. No iba a ser el tipo de jugador que se delata presumiendo que lo han atrapado… no hasta que el señor Sutherland insinuara realmente saber algo. Y por “insinuar”, me refiero a que me dijera directamente que sabía que me había acostado con ella y me mostrara evidencia física. No

