BASTIAN Las cosas iban tan bien como podían, considerando que estábamos discutiendo un trato de negocios que involucraba a ella actuando como mi prometida falsa. Sentía que Rose estaba más tranquila de lo que jamás había estado conmigo, y lo estaba disfrutando. La vista de ella bajo la luz del crepúsculo era hipnotizante. Su largo cabello castaño ondeaba salvaje y libre en el viento. Me di cuenta de que nunca la había visto tan calmada como ahora: contemplativa, con una chispa de emoción en sus ojos. —Bien, siguiente asunto —dijo—. Necesitamos inventar nuestra historia de ‘cómo nos conocimos’. —Mantengámoslo lo más cerca posible de los hechos —sugerí. Rose se giró para mirarme. —Oh, ¡hola, papá! Conoce a la chica con la que he estado teniendo una guerra total en el edificio. La mantuve

