La noche del atentado. En el camino hacia la ciudad Ian no dejaba de pensar en las cosas que pasaban a su alrededor. Las cosas estaban saliendo como lo tenía planeado. La mano de Leonard a su lado le hizo volver a la realidad cuando le pasó un saco y una camisa. Ian se la colocó dejando aún lado la remera que tenía. En poco tiempo el carro fue emboscado por unos dos carros y a los pocos segundos los disparos comenzaron a escucharse por todos lados. Las personas que estaban disparando lanzaron disparos por todos lados hasta que las armas se quedaron sin balas y nadie salió del lugar. Antes de que pudiese hacer algo para verificar que las personas estaban muertas a los lejos se escucharon las sirenas de la policía al igual que las ambulancias. — ¿Quién diablos los llamó? — preguntó

