—Claro, me invito y estoy dispuesta ayudarle —le digo. —¿Por qué quieres ayudarle? —Pregunta Pedro. —Porque la vida es para ayudar a todos, y yo quiero ayudarle a su familia, quiero salvar esa empresa, sé que me dará detalles después —respondo, mientras siento calor, ya que estoy pegada a Eduardo. Lo que me encanta de Eduardo, es que cada vez que hablo me mira, me escucha y esta pendiente de lo que digo, es como si fuera una esponja que me absorbe, soy su atención ahora. —Exactamente en eso yo te asesoro —responde Eduardo con entusiasmo. Pedro me mira a los ojos, con cara de decepción, al instante sentí que realmente ellos estaban quizá perdiendo la empresa o algo así. —Eso esta por verse, esperare a casa para hablar de esto, antes de que empieces a gritar —responde Pedro. Eduardo l