Capítulo III

2063 Words
*************Día 2 Me despertó el frío inclemente de la madrugada, regresé al cuarto y me acomodé al lado de él, estaba calientito y cómodo, habrían pasado veinticinco minutos desde que me acosté cuando empezó a sonar un molesto reloj despertador. Se levantó, lo apagó y fue a ducharse. Yo fingí estar profundamente dormida. Luego salió de la habitación y al rato el aroma del café recién colado invadió mi nariz. ¡Qué agradable! Regresó, abrió el clóset y se quedó pensando un largo rato, me imagino que estaba analizando mentalmente la combinación que emplearía ese día. Cubrí mi rostro con la cobija mientras se decidía, luego inspeccionaría para ver qué había elegido. Se estaba tardando tanto que no me contuve y me descubrí el rostro, él se percató y me miró: __ ¡Perdona si te desperté! __ Cuando se giró para empezar a vestirse me fijé en su ancha espalda, me gustaba, se puso un pantalón de vestir de color gris, con una camisa lisa manga larga de color lila y también un suéter de algodón cerrado de color verde militar. ¡Se veía churrísimo! Y le respondí: __¡Tranquilo mi amor! ¿Regresaras temprano? __ Y fingí observarlo con tristeza entonces él se acercó, beso mi frente y con voz ronca dijo: __ ¡Regresaré temprano! Juro que estaré aquí antes de la hora del almuerzo. Necesito que descanses, así que si en un rato te traeré el desayuno a la cama para que no tengas que esforzarte, debes recuperar tu memoria. ¡Esto no está muy bien! __ Le sonreí y le estiré mis labios para que me diera un pico. __ Se acercó y me besó. Después me trajo en una bandeja frutas cortadas en rodajas, café, leche, jugo de naranja, tostadas con queso y huevos revueltos. __ Me senté y empecé a devorarlo todo.__ Me observaba y sonreía a gusto: __¡Me voy! Feliz día, quedas en tu casa, no más no me la quemes. ¡Por favor! __ Me hizo reír con su comentario, alcé mi mano derecha y le dije: __Juro solemnemente no hacer nada que pueda perjudicar a tu casa. __ Después de todo a la casa no le pasaría nada, al que le pasaría algo sería al bolsillo de ese apuesto hombre. Salió porque su chófer estaba tocando la bocina en el patio de la casa. Ese hombre me miraba con desconfianza por eso procuraría por las horas que me quedaban en ésta casa, mantenerme lejos de él. ¡Me sentía intimidada! Es como si él oliera mis intenciones. Era el hombre de confianza de David. Después de todo podían ser puros prejuicios míos. Apenas terminé el desayuno empecé a buscar alguna caja fuerte dentro de la casa, era imposible que todo el dinero lo tuviese en sus cuentas bancarias. Tenía que ser muy observadora, porque todo debía lucir exactamente igual cuando él regresara. Hoy debía poner en práctica la segunda fase del plan. Debajo de su cama, de su colchón, inspeccioné centímetro a centímetro, en el clóset, en los gaveteros lo más extraño que encontré fue una colección de hilos y tangas reventadas, ¡Guacala! Cerré rápidamente esa gaveta, y abrí otra, aquí había un arma, busqué las balas y las oculté en otro lugar. ¡Sin duda era un hombre precavido! En la última gaveta tenía colecciones de revistas playboy. Y CD’s con películas eróticas. Nada por aquí, revisé detrás de los cuadros, iba por toda la casa revisando y ¡Oh la la! Estaba en el comedor detrás del cuadro la última cena. Empecé a abrir la caja como me habían enseñado. Tardé unos minutos, anoté la clave y procedí a revisar, solo tenía documentos personales, un anillo de diamantes, me lo probé y me quedaba a la medida. ¡Te irás conmigo bebé! Volví a dejar todo igual. Si era desconfiado sería lo primero que revisaría cuando regresara. Cinco – cuatro- siete -ocho era la combinación de la caja fuerte. Debía memorizarla y eliminar el papel. Lo rompí en pequeños pedazos y lo lancé por el excusado. Continué buscando pero fue en vano, entonces vi la máquina de hacer ejercicio, la encendí y empecé a trotar, quería descargar la frustración de no haber encontrado nada. Luego fuí a la ducha llené la tina con agua tibia, el jabón de rosas y me sumergí hasta el fondo. Ya deberían ser las once y media cuando escuché que había llegado. Me volví a sumergir y aguantaba la respiración, ingresó a la habitación, me llamó, como había dejado la puerta abierta, entró a la ducha y se metió apresurado a sacarme del fondo de la tina, había sucedido tal cual lo planeé, quería generarle algo de terror a su vida, me estremeció y yo abrí los ojos y respiré entonces el gritó: __¿Qué haces? Me has espantado horrible, pensé que te habías ahogado ¡No vuelvas a hacer eso nunca más, por el amor de Dios! __ Y me agarró y puso mi rostro en su pecho, ese corazón se le quería salir, así que ahora estaba empapado, se me ocurrió que podía meterlo así en la tina: __¡Ven entra conmigo! ¡Entra aquí cariño! __ Entonces intento quitarse su ropa, pero lo detuve, le dije: __¡No! Quédate así, ¡Ven! Intenta algo diferente. __ Lo ayudé a entrar y lo sumergí por completo. Me giré y me senté justo encima de su abdomen, le dí una esponja para que restregara mi espalda, Luego voltee para que frotara mi pecho, se entretuvo observándolos, besándolos, jugando con los pezones erectos. Después me levanté le expuse mis piernas y mis pompas, empezó a restregar con especial devoción. Le saqué el suéter, luego desabotoné la camisa y lo olí, era una mezcla a sudor y perfume. Esos olores me encantaban. Luego bajé mis manos solté el cinturón, desabroché el pantalón y lo tiré hacia abajo. ¡Bingo! Ahí en sus bolsillos estaba su celular. Había avanzado con las tareas de hoy. Me posicione arriba de él y le empuje la cabeza hacia atrás, me agarré de los lados de la tina y me empecé a mover para conseguir incrustar su m*****o en mi abertura. Una vez lo hube conseguido empecé a moverme formando círculos, de esa forma lo estimularía a él y en mi clítoris se activaría el deseo. Ví que iba a terminar muy rápido así que le dije: __¡Quiero qué me amarres a la cama! ¡Anhelo que me azotes la espalda! ¡Házmelo como me encanta! ¡Por favor! __ De verdad quería que me golpeará, quería sentir un poco de dolor, había descubierto hace muy poco que me encanta el sadomasoquismo. Además había descubierto unas cuerdas de cuero y un látigo en una caja encima del clóset, por lo visto tenía mucho tiempo sin usar eso, porque tenían un poco de polvo. Tuve que limpiar la caja para que no quedarán mis dedos marcados. __¿Estas segura? No quiero hacerte daño y tampoco quiero que después me vayas a odiar. __ Entonces me entró la duda de si sería seguro jugar esos roles peligrosos con una persona desconocida… Al carajo mis miedos y respondí: __¡Estoy segura! Es lo que más deseo en este momento. __ La verdad desde que me tomó con sus fuertes manos ayer, moría de deseo poder sentir un poco de ese extraño placer que me generaba el dolor. Entonces cogió un paño y me cubrió con él, se enredó otro paño en su cintura y me haló hasta el cuarto. Y me ordenó: __ ¡Te quiero con el rostro pegado a ese lado del clóset! __ Y fue hasta este momento que vi que esa parte del clóset estaba acolchonada en cuero n***o. De verdad pasaba desapercibido este paredón. Se estiró y bajó la caja, la puso en la cama, sacó la cuerda y se dirigió hasta donde yo estaba: __Separa las piernas, al igual los brazos e intenta sujetarte de esos aros que están a los extremos. __ Hice lo que me pidió y empezó atando mis tobillos a unas pequeñas bases redondas. Luego subió la cuerda la pasó por el aro e hizo un amarre en mi mano derecha, luego cruzó la cuerda al otro lado e hizo lo mismo hasta atar mi mano derecha. Siguió enlazando la cuerda de un lado al otro lado, pasándola por mi espalda, por mis caderas, por mis piernas. ¡De allí no podía moverme! Luego accionó un botón y ese paredón empezó a elevarse hasta quedar como un mesón. Luego presionó otro botón y lo dejó a la altura que deseaba. Acto seguido agarró un pequeño plumero y empezó a pasarlo por mis costados, empecé a experimentar sensaciones nerviosas, ¡Era agradable sentirse así! Luego de eso sacó su látigo y lo hizo sonar contra el suelo: __¡Ahora sí querida! Si te lastimo por favor solo di: “Detente” y de inmediato te soltaré, solo quiero que disfrutes no quiero hacerte daño muñequita. Pero por ahora te castigaré, hoy fuiste una niña traviesa, me asustaste cuando te vi en el fondo de la tina. Así que te azotaré hasta que brille tu piel. Los primeros latigazos fueron suaves, solo era un leve caricia en mi piel, pero luego empezó a hacerlo con más fuerza y me ardía cuando lo alejaba de mí piel, pero de nuevo sentía otro pinchazo en otra parte y me hacía sobresaltar. No supe cuantos fustazos me dió, luego volvió a pasar el plumero y me hacía cosquillas en la piel. Metió un dedo en mi v****a y luego se lo llevó a su boca y lo saboreaba. Soltó el paño que tenía en su cintura y se subió encima de mí, guío su m*****o y de una sola estocada se entró en mí. Deseaba poder moverme para buscar más placer pero las ataduras me lo impedían. Acercó un dedo a mi boca y yo lo chupaba con fuerza, era la forma de demostrarle lo que me estaba haciendo sentir. Se bajó y debajo del panel abrió una gaveta y sacó un consolador pequeño, lo puso en mi clítoris y me hizo gritar, era una tortura, entonces le aumentó la velocidad y me hizo estallar de placer. Después se volvió a internar en mi y obtuvo su placer, se salió de mí y con especial cuidado soltó mis amarres y me tomó en sus brazos, me llevó a la tina y el contacto con el agua me hizo arder la piel. __¡Me arde un poco la piel! __ No mentía, había sido una ardua faena y justo hasta ahorita estaba empezando a sentir las consecuencias de la misma. Él se acercó, me tomó el rostro y me dijo: __ ¡Perdóname! Me emocioné y es mi culpa si quisieras odiarme lo entenderé. Me excedí. Pero prometo compensarte este dolor. ¡Pídeme lo que desees! ¡Lo que desees! __ De verdad se veía preocupado. Pero era lógico que después de toda aquella liberación ahora encontrara un poco de arrepentimiento. __ ¿Compraste mi amado vestido amarillo? __ Quería estar segura de que había ido a la tienda, de lo contrario el plan empezaría a fallar. Y todo este tiempo habría estado perdiendo el tiempo, aunque a nivel s****l había sido una pasada. __¡Si! Por supuesto que te lo traje, ahorita que te hidrate la piel te lo pones para ver cómo luce en ti. Y espero haber traído el correcto. __ Estaba ilusionada porque eso indicaba que todo saldría como había sido planeado. Fuí al cuarto y allí estaba el vestido con su caja. __ Si no te importa podrías dejarme a solas mientras me lo pruebo, es que me encanta mucho este vestido y quiero sentirme a gusto. __ Quería quedarme a solas un rato. Y él respondió: __ Si cariño, respetaré tu privacidad, déjame y te preparo un almuerzo delicioso, por cierto también te compre ropa interior de encaje amarilla, espero haber elegido bien la talla. ¡Me retiro! Si necesitas ayuda solo llámame. __ Salió del cuarto y empecé a buscar en la caja y ahí estaba dentro del vestido cuidadosamente guardado un celular con un número guardado. Lo tomé y envié el mensaje: >>
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