1 de septiembre 2021
Charlotte Sellers
Despierto por el sonido de la alarma, muevo mi mano apagandola aún con los ojos cerrados. Son las seis de la mañana, lo se porque a esa hora había programado levantarme, hoy es el primer día de los juegos y la emoción comenzaba a circular por mi cuerpo, la euforia sin duda era una emoción sumamente buena para este tipo de situaciones, porque hoy saldría nuestro vuelo hacia la isla "Amelia" un hermoso lugar cerca de Jacksonville, Florida.
Me levanto sintiéndome muy descansada, estiro mis brazos mientras camino en dirección al baño con mi bata de dormir de seda y mis pantuflas, entro en la ducha para empezar mi rutina matinal y minutos después salgo envolviendome en una toalla.
Camino hasta mi armario para elegir mi atuendo hoy y no me toma mucho porque en lo que abro la puerta, mi vista choca de golpe con un top de tirantes n***o, un pantalón de rayas de colores blanco, azul y vino. Tomo unos tacones negros y luego de vestirme recojo del living la maleta que ya había preparado la noche anterior para el viaje.
Un extraño sentimiento empieza a formarse en mi garganta, dado que, aunque no fuera la primera vez, sería la jugadora de este juego que yo misma había creado, dentro de todo, me sentía muy orgullosa porque todo el esfuerzo que mi padre hizo para que ambos pudiéramos fundar el casino dio frutos aún mayores de los que esperábamos, tenía la certeza de que sería la ganadora, porque como decían: la experiencia hace al maestro, y yo ya tenía la suficiente como para no tener que preocuparme por ello.
Mis pasos se dirigen al recibidor del costoso edificio donde ya me espera mi secretaria y amiga Lia Carlek, mis labios se curvan hacia arriba en el momento en el que su mirada se concentra en mi, por lo que apresuro el paso.
—Buenos días belleza del olimpo.
Mi saludo la hace reír mientras dejo un beso en su mejilla.
—Creo que deberías verte en un espejo Charlotte, porque estás que ardes.
Chilla emocionada dándome una vuelta, ruedo los ojos con una sonrisa de suficiencia y comienzo a moverme hacia la salida.
—¿Xander?
—Nos espera en el aeropuerto.
—¿Los psicólogos, el equipo de vigilancia y los reporteros?
Sus ojos se voltean con fastidio ante mi interrogatorio para luego asentir y subirse al auto.
—Esta todo controlado Charlotte, también los participantes están allá, el desayuno será servido apenas lleguemos para que luego puedas dar los anuncios y reglas del juego.
Asiento en silencio y el chófer comienza a manejar en dirección al aeropuerto, conocía a Lia y a Xander desde que tengo memoria, todos vivíamos en la misma calle por lo que al mudarnos allí, mis padres como las buenas personas que eran, decidieron socializar con los vecinos, cosa que agradecía, sino, quien sabe si hubiera conocido a esas dos personas maravillosas que hacen mi vida más divertida, los amaba, no me imaginaba estar sin ellos.
Habíamos estudiado juntos en el instituto, universidad, habíamos estado los unos para los otros en todas nuestras etapas, y esperaba que siguiera siendo así.
Salgo de mis pensamientos al ver que ya llegamos al aeropuerto, me pongo mis lentes de sol y tomo mi bolso de marca, saliendo del auto, Lia me sigue con su característica tranquilidad y frescura, ambas somos muy diferentes, ella es cálida y expresiva, en cambio yo, fria e indiferente con todo a mi alrededor que involucrara personas.
Por un lado se que es una barrera de protección, por el otro, suelo pensar que es un defecto en mi, pero bueno, me da igual.
Muevo mis pasos con elegancia hacia el jet privado que nos llevaría hasta la isla y giro mi cabeza levemente para observar a mi amiga quien me mira con desaprobación.
—¿Que?
—¡Siempre tan dramática! ¡Quitate esos lentes!
Niego con la cabeza divertida y al llegar al jet puedo constatar que efectivamente todas las personas ya están aquí, menos mal, sino mínimo los dejaba, no estaba para perder el tiempo, ni siquiera que fuera el castañaso guapo que ahora me repasaba de arriba abajo sin disimulo, eso me hace sonreír por un momento antes de acercarme a Xander y darle un beso en la mejilla.
—Hola querido, ¿Todo en orden?
—Todo perfecto, ya podemos irnos.
Asiento y el empieza a indicarle a todos sus puestos en el jet, me siento junto a Lia quien me da una mala mirada señalándome el asiento vacío junto a Aarón, arqueo las cejas y me levanto a regañadientes para sentarme a su lado donde puedo repararlo mejor, sus ojos castaños me observan con curiosidad mientras finjo no mirarlo, su atuendo el día de hoy consiste de algo más casual que con lo que lo había visto la noche anterior en el casino, esta vez llevaba unos jeans, una camisa color n***o con blanco, y unos zapatos bien lustrados.
Quito mis ojos verdosos de el para que no crea que lo miro, saco mi celular y le marco a mi padre, quien llevaba unos días sin llamarme.
—Hola pequeña.
—Buenos dias papá, ¿Como estas?
—Muy bien, ¿Y tu? Vi que anoche empezaron los juegos.
Su declaración me impacta levemente pero luego de unos segundos de silencio reacciono y respondo:
—Estoy bien, y antes de que digas algo, lo seguiré estando. Voy en camino a la isla.
—Bien, confío en que te mantendrás al margen.
—Voy a ser participante. Lo sabes ¿No?
Un suspiro es todo lo que escucho al otro lado de la linea.
—Sabes lo que pienso acerca de ello, no voy a volver a decirlo, sabes que tienes el control.
—Lo se. Buenos días padre, luego hablaremos.
Termino la llamada soltando un resoplido, el chico a mi lado me observa fijamente incomodandome por lo que bajo mis lentes para mirarlo a los ojos.
—¿Algún problema?
Sus ojos castaños me escudriñan, sin embargo niega con la cabeza.
Creo que este sería un viaje un tanto interesante, además de los siguientes treinta días que tendríamos que permanecer juntos.
(...)
Al llegar a la isla, todos nos concentramos en bajarnos del jet, aún es temprano, por lo que tengo la seguridad que sería un día muy productivo, inspeccionó que cada persona tenga sus pertenencias y me dirijo hacia Lia quien habla con los empleados.
Toda su atención se centra en mi apenas llego a su lado y guarda silencio dándome via libre para dar las indicaciones.
—Ya saben el procedimiento, creo que no debo repetirlo, todos los dispositivos electrónicos serán decomisados, deberán estar atentos a las exigencias de los participantes, quiero todo perfecto. ¿Entendido?
Todos asienten en acuerdo y yo me giro para ir en dirección a los autos que ya nos esperaban para llevarnos al hotel que era el mejor de la isla, tenía unas vistas preciosas además de que estaba bastante cerca de la playa.
Todos están encantados por el lugar, y como no, yo siempre elegía lo mejor de lo mejor para mis clientes, pero había algo que me inquietaba, y era el hecho de que pronto, muy pero muy pronto, tendríamos que empezar el juego, las actividades eran mañana, pero el ambiente de tensión y rivalidad que existía entre Aarón y yo, me preocupaba levemente, quería devolver el tiempo y no haber aceptado entrar en este juego, porque no, no tenía miedo, solo incertidumbre por lo que pueda pasar.
Al llegar al hotel, las maletas van directamente a las habitaciones asignadas y nosotros al restaurante, donde nos sentamos en grupo, todo charlan animadamente tomando sus desayunos, puedo notar que Hayden, una de las chicas, es bastante tímida, por lo que le cuesta mantener una conversación, en cambio el otro chico, Jacob, parece bastante sociable. El y Aarón hablan sin parar de algo que no me interesa en absoluto y mi mirada sigue analizando a las parejas. Scarlett y Liam, la otra pareja hablan tranquilamente, pero a diferencia de los demás, estos hablan muy cerca.
Miro a lia quien observa su teléfono mientras toma su café y me despreocupo, supongo que tengo que dejar de sospechar de todo el mundo y relajarme, debo concentrarme en ganar el juego, y usar todas las armas de seducción que poseía.
Luego de desayunar, caminamos hacia la orilla de la playa donde nos reuniremos todos para puntualizar las reglas, pero yo me quito los tacones y me acerco con lentitud hacia Aarón, este al verme a su lado alza las cejas con sorpresa, pero se mantiene callado.
—Un gusto conocerte Aarón, supongo que ayer no pudimos hablar mucho.
Extiendo mi mano y con la otra me quito los lentes, el chico la toma y una extraña electricidad se extiende por mi cuerpo, observo con indiferencia como se la lleva a la boca dejando un beso en el dorso.
La separo apenas la suelta y curvo una sonrisa junto con una mirada coqueta.
—Para mi también es un gusto, Reina candace, aunque... no te veo como una reina.
Mantengo mi sonrisa a pesar de su comentario despectivo y alzo las cejas.
—¿Ah no?
—No, ¿Sabes porque?—cuestiona, niego con la cabeza a la espera de su respuesta y su cuerpo se aproxima mucho a mi poniéndome de los nervios—Porque las reinas no pierden en nada, y tu, querida, vas a perder.
Bufo enojada por su respuesta y me separo de él de golpe al llegar al sitio despejado.
Camino con falsa tranquilidad hasta el centro del lugar, alrededor de todos para que puedan verme y carraspeo llamando su atención.
—Buenos días a todos. Les doy la bienvenida a los juegos del mes de septiembre, comenzaré diciendo que no aceptaré trampas, todo aquel que incumpla las reglas se irá de la isla. Las reglas son simples:
—Número uno cada pareja deberán dormir en la misma habitación, pero, no pueden tener sexo en los treinta días que dure el concurso.
Los murmullos no se hacen esperar mientras camino por los alrededores sin embargo eso no dura mucho.
—Número dos, cada día deberán ser inspeccionados por nuestro personal, sin objeciones y participar en cada juego que se plantee.
—Número tres, ninguno podrá tener ningún aparato electrónico, ni comunicación con familiares o amigos fuera de la hora permitida que se le indicará a cada uno.
—Número cuatro y más importante, tienen prohibido separarse de su pareja. Esas son las cuatro reglas que deben respetar y cumplir al pie de la letra si quieren seguir en el juego, sin más que decir, el día de hoy podrán instalarse y relajarse el día entero, cenaremos todos juntos en el restaurante al final del día.
—Pasare a retirar los dispositivos, todos deben entregarlos.
Dice Lia caminando con la caja donde los guardariamos, saco mi teléfono entregándolo y minutos después ya estamos todos caminando hacia el hotel.
Al llegar allá todos nos dirigimos a nuestras habitaciones las cuales ya tenían cámaras y micrófonos ocultos.
Los cuales nos delatarian en caso de que alguien quisiera hacer trampa.
Al abrir la lujosa habitación, mi mirada se desvía a Aarón quien camina con tranquilidad, como si estuviera de lo más relajado posible, nuestras maletas se hayan en el clóset por lo que me dirijo allí para cambiarme, siento la mirada de el susodicho sobre mi sin embargo lo ignoro buscando mi ropa. Sonrio con travesura saliendo del armario con las prendas en la mano y comienzo a desvestirme en medio de la habitación.
Siento la mirada fija del castaño mientras me cambio e intento disimular la sonrisa.
Al girar mi cabeza hacia el puedo notar su mirada oscurecida y sus ojos recorriendome.
—¿Pasa algo?
Cuestiono mordiendo mi labio inferior.
—Estás completamente loca. ¿Como era que te llamabas?
—Charlotte Sellers. Espero te lo aprendas, seguro este mes no saldre de tu cabeza.
—Si claro.
Dice con sarcasmo, su seguridad me sorprendía, a pesar de saber que el nunca podría resistirse a mi, en ningún sentido, era una nueva versión de mi misma, y nadie, ni siquiera el, podría cambiar eso.