–¿Dónde está? –pregunta Juan.
–En un sitio oscuro y húmedo. Parecía una cueva.
–Una cueva... –repite Antonio y se queda pensativo–. ¿Qué más viste allá abajo?
–Pues no alcancé a ver mucho más. Recuerdo que estaba caminando y esta criatura enorme apareció justo delante de mí.
–¿Qué criatura? –vuelve a preguntar.
–Era un león gigante, tenía tres cabezas. Me atrapó con una de sus garras e intentó engullirme.
–Elena, ¿Estás segura de lo que dices?
–Por supuesto creí que moriría.
–Ahora estás bien, es lo que importa –añade Madeleine en tono condescendiente.
Juan se acerca a Antonio y le susurra:
–¿No creerás que está...?
–Es probable –dice–. Así tendría lógica que hayamos perdido su rastro. Si de verdad la tienen cautiva en este sitio no puede usar sus poderes.
–Nosotros tampoco Ant
