–¡Umju! –Velma llama nuestra atención–. ¿Qué dije sobre marcharse anoche?
–Lo siento. Elena bebió de más y...
–Primero ponte pantalones –lo reprende.
Yo intento abrir los ojos. Cuando noto que estoy totalmente desnunda doy un brinco en el lugar. Y las mejillas se me sonrojan.
–Que no vuelva a pasar –dice en tono severo–. Saldrán al atardecer, no podemos arriesgarnos y esperar a que anochezca.
Juan asiente, yo continuo sin pronunciar palabra.
–Al parecer fue una buena noche –dice Velma, con una pícara sonrisa antes de marcharse.
Sus palabras hacen que me sienta aún más avergonzada. Me escondo debajo de las sábanas. No estoy preparada para asumir las consecuencias de mis actos.
Juan se vuelve a mi lado. Está completamente desnundo y su piel me roza.
–¿Cómo has dormido? –pregunta.
–
