Capítulo 4 Yonas
Sé que es una pésima idea llevar a esta princesa que se cree que el mundo es blanco y n***o, o más bien rosa, a descubrir la realidad de un mundo lleno de incertidumbres y necesidades; sin embargo, la necesito tranquila y cooperativa para poder llegar a nuestro destino sin que yo sufra de alguna enfermedad incurable producto del estrés.
_ ¿eres guerrero hace mucho tiempo? – me pregunta sacándome de mis pensamientos, está sobre el caballo. No he logrado que se quite el velo, comprendo que son sus costumbres arraigadas, pero si lo mantiene dentro de la ciudad será una situación incómoda para ambos, ella se iba a negar a seguirme y yo no puedo dejarla ir bajo ningún concepto, por su seguridad y por la de mi familia
_ ¿sabe algo? – así le respondo – no lo creo, porque si lo hiciera supiera que para ser guardia real, hay que entrenar desde que uno es pequeño, los descendientes varones de las familias de guerreros son entregados a la corte cuando cumplen seis años
_ eso es una locura – me dice como si yo no lo supiera, me alegre cuando mi hija nació, viví con miedo las nueve lunas del embarazo de mi esposa porque estaba aterrado de que fuera varón, no me arrepiento de quien soy ni de lo que hago; sin embargo, soy consciente de que no es la vida que un niño debe tener
_ a los ocho años asesiné a mi primera persona – le cuento para que despierte de su fantasía
_ lo siento – no sé por qué se disculpa
_ creí que la familia real no se disculpaba – la miro, tengo que tapar mi cara para que al alzar la vista el sol no lastime mis ojos
_ yo no soy la familia real, soy Miranda, y como ella me estoy disculpando
_ pues miranda, te agradezco que me pidas disculpas, pero no debes hacerlo. Soy un simple plebeyo, además. Usted no creó las normas que rigen este país
_ mi padre las creo – en realidad su padre es un gobernante bastante dictatorial, pero no soy nadie que pueda hablar al respecto, mi estatus no me lo permiten.
_ necesito que se quite el velo en este momento – le pido cuando veo a un grupo de hombres venir en nuestra dirección, para mí sería fácil deshacerme de ellos, pero quiero evitar las peleas lo más que pueda para que las personas que me buscan tarden más en hallarme
_ lo comprendo – veo que comienza a safar las amarras que sujetan el velo a su rostro y me concentro en las personas que se acercan,
_ buena tarde – no parecen guerreros, más bien ladrones, lo sé por sus arapos
_ buenos días señores – les respondo y agarro el mango de mi espada, si como creo son ladrones van a evitar una confrontación con un conocedor de las artes de guerra - ¿puedo ayudarlos en algo? – se quedan mirando entre sí y el que parece ser el jefe responde
_ no – eso me tranquiliza – solamente queremos advertirle que tenga cuidado – explica – los caminos están llenos de ladrones y de guerreros, están todos buscando a la princesa, dicen que se escapó de palacio –
_ no creo que eso sea siquiera posible – trato de darle algo de incredulidad al rumor – la seguridad del palacio es muy extrema – me miran interesados – mi dama – hablo como protector de alguna dama de la corte, ellas solo entran y salen cuando son llamadas por algún noble y ellos no saben quién es la mujer que me acompaña tiene que ir allí muy seguido y no creo que nadie pueda mover ni un dedo si el rey no quiere que lo haga – están despistados
_ como sea sabelotodo, solo trata de tener cuidado - hago una reverencia a modo de agradecimiento y de despedida, levanto la cabeza para ver a la princesa, me quedo deslumbrado con su belleza, si fuera mía tampoco quisiera que nadie viera su rostro, y las leyendas icen que el rey puso esa norma para que nadie viera a su esposa, si se parecía a su hija solo un poco, lo entiendo por completo, bajo la vista porque la miré más de lo necesario y sé que debe de sentirse incómoda
_ podemos continuar – le informo – si quieres puedes ponerte el velo – niega
_ es mejor dejarlo retirado, de cualquier forma debo de adaptarme a no tenerlo, me dijiste que en el pueblo eso sería como un suicidio – asiento para ratificar lo que le dije antes
_ se lo agradezco – le digo – eso facilita bastante mi vida – no miento al decirle esto
_ no es necesario que agradezca – responde – hice un trato contigo guerrero – me da gracia su forma de hablar, quiere sonar distinguida, finge su tono y solo me recuerda a mi hija cuando juega a las princesas, o quisa es que una princesa deba sonar de esa manera
_ me alegro de que haya tomado esa decisión su alteza, porque la ciudad está realmente cerca – tan cerca que ya puedo oler la comida de las plazas, ella seguro no puede hacerlo, porque no lo conoce. Pero para mí es algo especial, siempre voy a estos lugares porque me da la sensación de estar en casa – tenemos que cambiar esas ropas de inmediato – al llegar al final del camino aparece frente a nuestra vista la entrada al pueblo, una pequeña muralla con una patrulla que está revisando a todos – por favor cierre su capa de manera en que no se vea su vestido – ella obedece, camino y me paro en la línea, avanza muy lento y deduzco que están siendo exhaustivos para poder encontrar a la princesa, sin pensar que están buscando a ciegas, sin el velo no tienen idea de que es lo que tienen que encontrar, llega nuestro turno, el oficial mira un papel que tiene en su mano y me percato de que no la conocen a ella, pero a mí sí.
_ ¿de dónde vienen? – me pregunta despóticamente uno de los oficiales, no es de la guardia real, solo un oficial de pueblo
_ traigo a mi dama desde la corte – me mantengo calmado, no voy a hacer una escena hasta no saber que es lo que miran en ese papel
_ ¿han visto algo extraño en el camino? – me pregunta
_ ¿es cierto que la princesa está desaparecida? – el hombre se pone pálido, esa es mi intención – hay un rumor en todo el reino de que su guardia real la rapto
_ no sé dé que habla – algo en el color pálido de su rostro me dice que miente – pueden seguir adelante – miranda se mantiene callada hasta que nos alejamos de la patrulla
_ s usted un gran mentiroso Yonas – la miro consternado
_ Solo hago lo necesario para cumplir con mi cometido su alteza – hago una media reverencia
_ llévame a algún lugar donde pueda conseguir otra ropa que no nos comprometa – me pide, esta decidida a que no la atrapen, no se parece en nada a la princesa que me lleve de su palacio, la llevo a un comercio en medio de la plaza, entro y me aseguro de que no haya ningún peligro antes de dejarla pasar, la empleada no se asombra, esto es algo normal
_ puede pasar, tómese su tiempo, estaré por allí – le señalo la taberna, no es de buen ver que un hombre se quede donde una mujer está cambiando su ropa, saco una bolsa con algunas monedas – va a necesitar esto – se la entrego
_ ¿para qué voy a necesitar eso? – se ríe, sigo sorprendido por su belleza – se te sigue olvidando quien soy
_ quien debería olvidarlo es usted, ahora es solo una dama de la corte, si mira a su alrededor se va a dar cuenta de que hay bastantes por aquí, usted es la única que se puede mantener en el palacio – le hago notar – y quite esa cara, esto no es siquiera el comienzo de todo lo que va a ver en nuestro camino
Le digo cuando veo que se pone muy seria, ella niega
_ solo acepte este traro porque no creo nada de lo que dice señor – se intenta bajar del caballo – mi padre no puede ser ese monstruo que dices – me acerco y la ayudo antes de que caiga y rompa su cuello, se paraliza cuando toco su cintura, la deposito en el suelo – en el butiro mantenga sus manos apartadas de mi cuerpo
_ lo siento su alteza – me disculpo inclinando la cabeza – pero me pareció que era mejor tocarla y mantenerla viva a dejarla caer y perderla por un golpe en su real cuello – me mofo
_ ¿usted está burlándose de mí? – está roja de la rabia – sepa que eso es un delito que se paga con la muerte
_ tarde – le recuerdo – ya he cometido delitos mucho más graves que reírme un poco de usted – me acero, estando a esa distancia soy capaz de olerla, trago en eco porque ese aroma me dejo impávido, de inmediato me alejo – dejémonos de bromas, tenemos cosas importantes que hacer. – la dejo allí de pie y me voy a la taberna, me siento desde donde pueda verla y comprobar que nadie se acerque a ella. Está hablando con la empleada y sonriendo, la mujer ve su vestidura y mira a su alrededor, espero que no sepa que tipo de ropa es o estaremos en problemas.