Me despertó con un estruendo enorme fuera de mi habitación, siento gritos por todas partes, en realidad no entiendo como es esto posible, nadie tiene permitido venir a esta parte del palacio. Aquí reside la princesa; o sea yo. Miranda Estarbrook, primera en la línea de sucesión al trono, hija del Rey Daban Estarbrook. Los guardias de palacio son muy estrictos en cuanto a mi seguridad, así que eso me asusto un poco, mi puerta se abrió de pronto, una de mis doncellas entro corriendo.
- su alteza, debe ponerse sus vestimentas de inmediato. Los guardias nos piden salir, alguien está atacando sus aposentos - no puedo creer lo que estoy escuchando - nos tenemos que apresurar, este guerrero es rápido como un rallo, ninguno de sus guardias, ni las doncellas guerreras van a poder pararlo - me levante corriendo, puse las vestimentas sobre mi cuerpo y cubrí mi rostro como indica la ley. Ningún hombre puede verlo; con excepción de mi esposo o mi padre. Es una norma bastante machista, pero existe y debo cumplirla.
Aún no acababa de atar mi velo y se abrió la
de golpe, lo vi entrar. Con una espada ensangrentada en la mano, su rostro también tiene manchas rojas en cualquier dirección que lo mires. La doncella se enfrentó a él, o al menos hizo el intento porque callo desmayada al momento con un golpe de la espada del desconocido en su cien. No puedo ver su cara porque esta cubierta por una máscara, su pelo es largo y está sujeto por una banda en un moño alto y unas cinta en su frente.
- ¿quién eres atreves a entrar en mis aposentos como si fuera tu casa? - exclame con todo el porte de princesa que se me inculco y fingiendo un valor que no siento para nada, él no respondió. Tomó mi mano y comenzó a arrastrarme fuera de la habitación, estoy luchando con todas mis fuerzas así que le cuesta un poco de trabajo
- así no va a funcionar? - dijo soltado el aliento, me tiro sobre su hombro y así salió conmigo de la habitación, fuera aún quedaban guardias, y me pareció increíble que pudiera enfrentarse a ellos con una sola mano. Me preocupo mucho que a esas alturas nadie pudiera hacer nada para ayudarme, traté de pelear, pero fue inútil, me extraño que incluso había algunos que lo dejaban pasar. Como me temí me saco de palacio, me subió en un caballo y camino a mi lado. Cuando ya estábamos algo lejos, debíamos tener como una hora de camino, se detuvo
- baja del caballo, debes temer sed - no le respondí - yo tampoco tengo ningún interés en hablar contigo, y te prometo que si te comportas te voy a regresar intacta
- en primer lugar no debiste sacarme de palacio. No está bien que esté aquí fuera, aunque me regreses sería un desastre, ya nadie se va a querer casar conmigo - le recordé las normas bajo oas que vivimos
- puedo matarte, violarte o hacer lo que se me plazca contigo y estás preocupada porque no te vas a poder casar, hay algo mal contigo - tiene razón
- de todas formas arruinaste mi vida, así que da igual - protestó con un sonido de su boca
- no se supone que las princesas deben hablar de forma respetuosa - me baje del caballo de manera torpe, casi caigo al suelo
- también se supone que debo estar en palacio, protegida por mis guerreros y mis doncellas. Pero tú terminaste con todos y me sacaste fuera
- estás protegida por un guerrero - lo miré, su cara me parece conocida
- yo te conozco
- claro, soy Yonas Rench. Jefe de la guardia real - esto es insólito
- ¿puedo saber por qué el jefe dela guardia real me sacó de palacio? - asintió
- tengo dos motivos. El primero es para protegerla, tengo información de que alguien iba a ir esta noche por usted
- muy noble de tu parte, dime la segunda porque esa no me convence
- necesito que me ayude con algo
- ¿y eso sería? - le pregunté
- prefiero llegar a nuestro destino y después decirle, no quisiera que se asuste antes de tiempo
- acabas de asesinar a medio palacio frente a mis ojos - me miró muy fijo, creo que quiere asesinarme a mí también
- ya dejemos de hablar, beba agua y siga os con nuestro viaje. Le doy mi palabra de que la regresaré sana y salva
- no confío mucho en su palabra - se acercó un poco
- ¿es que nunca se calla? - esta vez me pareció mejor hacerlo, se ve algo molesto. Me guió por un estrecho camino y bajamos a un río - beba
- ¿no pretenderá que me agache y beba el agua directo del río? - dije insultada
- deje de ser exigente, a partir de este momento va a hacer las cosas como las personas normales, no soy su sirviente y no pienso sacar el agua para usted. Si quiere beber lo hará del río y si no se quedara con sed - su temperamento asusta
- deje de gritarme - le dije, no voy a dejar que me asuste, o al menos que lo note. Estoy asustada hace bastante
- usted a mí no me da órdenes
- expresó que era de la guardia real, por lo tanto me debe respeto - se rio descaradamente
- después de sacarla de palacio como lo hice, toda la guardia real y el ejército deben de estar tras de mi. Cree que aún soy lo que dice - tiene toda la razón - ya veo que se dio cuanta de su error, beba y ya estese quieta, no estoy de ánimos para estos juegos
Me puse de espaldas a él, safe mi velo y bebí agua, respirar aire fresco me hizo bien, entre el susto y el cansancio de la noche me encuentro algo fatigada