Punto de vista de Elías Esa mañana desperté con un sabor amargo en la boca. Valentina todavía dormía en el maldito sillón de la sala, enrollada como un animalito asustado. La observé un momento desde las escaleras, su rostro estaba tranquilo en el sueño, sin esa rebeldía estúpida que me sacaba de quicio. Bajé a preparar café, tratando de hacer ruido para que despertara, pero ni se inmuto, decidí dejarla. Cuando Luca irrumpió gritando como un loco, supe que la situación se complicaría. Ese idiota siempre metiéndose donde no le llamaban. Pero cuando llamó a mi padre, eso ya fue el colmo. La conversación con Gabriel me dejó con un sabor aún más amargo. ¿Desde cuándo mi propio padre tomaba partido por esa mocosa? Después de que Luca se fuera, miré a Valentina, la rabia me hervía por dentro

