Continuación del capítulo de anterior... Tras un tiempo en el que ambos se mantuvieron callados, Laura dijo —Perdóname, Carlos. Él, que tuviera la vista prendida en el azul de un cielo sin siquiera una nube, la volvió intrigado hacia ella, que también le miraba entonces, mientras su rostro reflejaba la sorpresa que la aseveración de ella le causara —Perdonarte… ¿De qué?... ¿Por qué? —Por lo mal que en otro tiempo te traté. —¡Ah! No tengo nada que perdonarte… nada, nada en absoluto. —Sí, Carlos, sí. Fui mala, muy mala contigo. Me burlé mucho de ti. Ahora lo sé y me arrepiento… Perdóname Carlos, por favor, por favor. —No, Laura; no hay nada que perdonar… De aquello, ya ni me acuerdo. Bueno, no; eso no es verdad. ¡Ya lo creo que me acuerdo de los achuchones que, algunas veces, po

