Uno más... y no soy yo.
Mi boca busca el estallido de ese beso húmedo ardiente en la Distancia, que marca desde donde le pertenezco, hasta donde Usted desee que llegue, mi entrega es absoluta e incondicional, Mis manos ahorcajan el grito de mi piel cuando la desesperación y la entrega es el libido y la lujuria derramada ante la atenta mirada de mi Dueño y Señor.
Mi ritmo desata el desenfreno del Deseo que agitado descansa en la cresta del orgasmo. La mirada que perfora la mirada, el olfato absorbiendo al instinto, el clímax liberándolo todo y el deseo de volver a empezar cada vez que trasciende y se aloja en el fuego de mi cuerpo esclavo, subyugado, ante Su presencia y estampa.
Ja, mis manos y mi flor, son Sus mares mi Dueño, son los únicos que me transportan, me sumergen y me liberan,
