Dalia tenía una excelente memoria, podía jurar que había memorizado a la perfección el recorrido que horas antes había hecho, pero la joven no tenia en cuenta su escaso sentido del tiempo y distancia no era lo mismo estar sobre una limosina, a caminar sobre la calle sinuosa por más de media hora, se maldijo cuando un calambre se apodero de su pie, sus dedos se contrajeron de una manera nada natural y la castaña siseo de dolor. Solo entonces descubrió que no estaba sola, ya que el sonido de dolor, fue acompañado de risas demasiadas falsas y como si estuviera en una película de terror giro su cuerpo poco a poco, deseando que solo fuera su imaginación, jugándole una mala pasada; pero claro que no fue el caso, un grupo de cuatro hombres reían y la apuntaban, mientras que de sus labios salían p

