-Y... ¿qué vas a hacer ahora? -hace horas que llegué a casa de Trebor, ahora estamos jugando un videojuego en línea. Le doy un trago a mi lata de cerveza a la vez que busco un escondite en el juego -solo digo, no puedes simplemente ignorarlo y hacer como que no te dijo nada.
Aunque odie admitirlo, tiene razón, siempre la tiene. Claro, eso si ignoramos la vez que fuimos a una cafetería y confundió a uno de los camareros con una chica ¿Cuál fue su defensa? en sus propias palabras; el echo de que el chico haya tenido cintura estrecha, buen culo y que llevara el cabello hasta los hombros lo confundió.
Hace rato le conté la conversación que tuve con Eliza, y aunque primero estalló en carcajadas, después me ayudó a buscar información sobre ambos temas y vimos un par de videos. Decidimos comenzar a jugar para darme tiempo a procesarlo un poco, y por lo que dijo logro entender que no me va a permitir hacerme el loco.
-No lo sé, pienso responderle algo en un par de días, o semanas. No tengo idea, en realidad no sé que decir al respecto.
Veo al personaje de Trebor acercarse hacia donde estoy y matar a algunos jugadores que yo ya tenía a la mira.
-Bueno, ya investigamos y vimos más o menos de qué trata. Solo es ver cuál estarías dispuesto a hacer o simplemente declinar totalmente. Eliza siempre te ha apoyado en todo, si le dices que no quieres lo entenderá.
Me estiro hasta tomar una rebanada de pizza y responderle aún con la boca un poco llena -de eso estoy seguro, la cosa es que... sí hay uno que podría estar dispuesto a probar, pero...
-Sal de ahí, rata y ayúdame a matar a este sujeto -me interrumpe con la vista fija en la pantalla y disparándole a otro jugador que está a punto a acabar con él.
-¿Piensas que te daré mi ayuda luego de acabar con mi infeliz existencia en partidas anteriores? olvídalo, apáñatelas tú solo que yo me encargaré de mis propias víctimas.
Le da un par de tragos a su cerveza mientras dice en voz baja que ahora estoy en su "lista negra"
-Continuando con lo que te decía, idiota. No sé que implicaría aceptar.
-¿Con cuál te irías?
-Spanking, no se me apetece que me introduzca cosas por el culo. Aunque en realidad no estoy muy seguro. ¿Como rayos se supone que lo llevaríamos a cabo? -justo al terminar de decir eso alguien comienza a dispararme, intento devolver el ataque pero es demasiado tarde, las palabras "Treboneitor te ha matado" aparecen en mi lado de la pantalla de su televisor -¡¿Y eso por qué rayos fue?!
-Estabas en mi lista negra, eso te pasa por no ayudarme, y respecto a lo de Eliza, me dijiste que cualquier duda que tuvieras podrías preguntarle antes de aceptar o declinar.
-Cierto -me quedo pensando en eso mientras revivo en el juego, el resto de la noche nos la pasamos comiendo, bebiendo y hablando de otras cosas ignorando el antes tema principal en la conversación. Como habíamos quedado en que me quedaría a dormir aquí no llegue a casa sino hasta el día siguiente.
Al llegar no había nadie, le escribí a Eli diciéndole que ya estaba aquí y me respondió que ya estaba de camino. Me siento en el sillón pasando los canales sin encontrar realmente nada interesante, media hora más tarde la puerta de entrada es abierta y tras ella aparece Eliza con bolsas del súper en ambas manos. Me levanto a ayudarla con eso y beso sus labios a modo de saludo, colocamos las cosas en el desayunador mientras me dice que se devolvería a por el resto.
Saco las cosas y comienzo a guardarlas en sus lugares, no mucho después ella entra nuevamente, está vez con menos fundas -¿Sabías que podía subirlas yo, cierto? -pregunto más a modo de chiste, aún siendo yo el más alto, ella me gana un poco en fuerza. No es que sea un flacucho ni nada por el estilo, solo no le presto atención a eso tanto como ella.
-Lo sé, pero no me molesta subirlas, de todas formas ya había subido la primera parte ¿Por qué no con el resto? -coloca las bolsas junto al resto y se acerca a mi para abrazarme sujetando sus brazos alrededor de mi cintura -hola, guapo -dice en un tono bajo mirándome a los ojos con una sonrisa.
-Hola, encanto -nos damos un último beso antes de ponernos a organizar las compras. Me pongo a pensar en lo del viernes, quiero hablarlo, necesito hablarlo -Eli - capto su atención mientras guarda la carne en el congelador.
-Dime, bebé -confirma que me está escuchando al llamarme por ese mote cariñoso que usa desde que nos conocimos. Tomo unas latas y las acomodó en la despensa para distraer como puedo mi nerviosismo.
-Tengo...tengo preguntas respecto a lo del viernes.
Se da la vuelta cerrando la puerta del congelador con una sonrisa que deja marcado su hoyuelo en la mejilla izquierda, no puedo creer que esa chica dulce, con sonrisa de no rompo un plato pueda llegar a excitarse al penetrarme o darme nalgadas, y ni pensar que otras cosas más.
-¿Lo hablamos después de acomodar las compras? -pregunta mientras tomo el recipiente donde guardamos el azúcar para volver a llenarlo.
-Preferiría hablarlo ahora, mientras acomodamos.
-No hay problema, pregunta lo que quieras -en mi mente, hace tan solo unos segundos habían infinidad de preguntas, ahora que necesito decir una mi cabeza esta en blanco. Me pongo a pensar en lo que leí y vi en internet tomándome mi tiempo para llenar el recipiente sin prisa alguna, de echo, mientras más lento lo hiciera, mejor.
De un momento a otro las palabras para comenzar a hablar hicieron presencia en mi cabeza- lo he pensado mucho, incluso pensé en decirte que lo investigué y que estaba en total desacuerdo, pero eso sería mentirte. No estoy seguro de si es lo que podría llegar a "querer" -comienzo a decir cambiando la entonación en esa última palabra -pero sí estoy seguro de lo que no estoy dispuesto a hacer- al menos por el momento, ya que en una muy minúscula parte de mi ser, una parte incluso más pequeña que los granitos de azúcar morena que observan mis ojos, tengo curiosidad, y la curiosidad lleva a cosas más grandes -y eso es el pegging, no me sentiría cómodo en una situación de ese tipo sin embargo, puedo darle una oportunidad al spanking -al decir eso me imagino en las mismas situaciones en las que se encontraban los chicos de aquellos videos.
Me avergüenza admitir que me excité un poco al verlos, ver a esos chicos y chicas boca abajo sobre una cama, recostados en algún mueble, sobre el regazo de alguien mientras azotes a mano abierta o con algún objeto caían en sus traseros, muslos e incluso genitales, verlos retorcerse mientras la piel se ponía roja e incluso algunos terminaban llorando, imaginarme en esa situación me resultaba ligeramente excitante, aterrador y vergonzoso. Pero esas mismas reacciones me hacían pensar en negarme, la idea de que duela tanto hasta el punto de terminar llorando no me convencía del todo.
-Pregunta lo que quieras, amor. Trataré de que no quede ni una duda en tu cabeza pero, creo que sería mejor sentarnos ya que terminamos aquí -levanto la vista del azúcar morena dentro del recipiente, al inspeccionar la cocina no hay nada más que guardar, mierda, siento sus brazos rodearme la cintura en un cálido abrazo, su cabeza reposa en mi espalda y pequeños besos caen sobre la misma consiguiendo relajarme lo suficiente como para comenzar a preguntar -no tienes porque avergonzarte cariño, y ni pienses en decir que no lo estás porque tus lindas mejillas están coloradas confirmando lo que digo -con un tono calmado, pacífico y ligeramente risueño hizo ese comentario consiguiendo que mi cara se sintiera en llamas.
Me doy la vuelta para observar sus ojos, ella suelta el abrazo y camina en dirección al sillón de la sala, sentándose en la misma posición que aquel viernes por la tarde.
-¿Con qué piensas darme nalgadas? -una gran incógnita que llevaba flotando en mi mente desde los primeros instantes en los que vi bien de que se trataba.
En cambio a ella, por la ligera sonrisa tierna que me dio puedo suponer que esperaba esa pregunta en mi intento de interrogatorio -eso depende de ti, de lo que aguantes. Si con unas cuantas nalgadas con la manos dices que ya es suficiente y que ya no quieres seguir o no aguantas más me detendré, no pasaremos de la mano hasta que estés listo y tu digas que podemos avanzar. Y si no llegas a estar listo no hay problema, no pasaremos de ahí.
Me quedo mirándola con expresión calmada, la respuesta a mi interrogante consiguió apaciguar esa duda. Pero por otro lado, las demás tomaron confianza para salir de su cueva.
-Vi un par de videos cuado estaba investigando y -ella suelta una pequeña risa juguetona que intenta contener apretando los labios la cual si bien no me molesta, sí me ofende un poco -¡hey, hey, hey! no te burles que lo que estamos hablando aquí es serio -bajo mi mirada de falso reproche se hacerca lo suficiente a mí para abrazarme y besar mi mejilla en un sonoro beso que nos hace reír a ambos.
-No me estoy burlando, me alegra que te decidieras a buscar información visual. Es solo que más allá de darte una idea, no creo que el porno te muestre las cosas tal y como son -¿se supone que eso debería calmarme o asustarme más?
-El punto es que -dije -en esos vídeos algunos chicos pedían a la persona que, pues, ya sabes... -esto es penoso hasta puntos que no creo posibles -les... ¡eso! ¡Ni se te ocurra reírte Eliza Clark porque te juro mando a la mierda esta conversación! -le medio grité al ver que se estaba aguantando la risa, y responde a mi amenaza alejándose ligeramente y levantando las manos en señal de inocencia, lo cual ameritó rodar los ojos -les pedían que se detuvieran y ellos no paraban. Tú, si te digo que pares ¿Te detendrás?
-Ya te dije que si así lo quieres me detendré inmediatamente, al menos en las primeras rondas. Solo hasta que te acostumbres a usar una palabra segura.
-¿Palabra segura?
-Es una palabra que eliges tú para que yo así sepa que aunque que me pidas detenerme, no lo dicen en serio. En cambio, si usas la palabra segura me detendré sin pensarlo y si decides detener la cosa, lo haremos o tomaremos una pausa hasta que lo digas tú.
Es un alivio escuchar eso, par de preguntas después quise saber qué ocurría al terminar los azotes.
-La forma en la que te sientas decidirá lo que ocurrirá, si te pones caliente, tienes ganas de sexo, eso haremos. Si estás cansado, vulnerable, y solo con ganas de acostarnos un rato, lo haremos y te miraré hasta que parezca que soy un jodido chicle empalagoso -una risa se nos escapa a ambos -y si te duele mucho masajearé ese culo de infarto que te cargas con cremas hasta bajar el ardor. No te obligaré a hacer nada que no quieras -junta nuestras frentes mirándome a los ojos y acariciando nuestras narices a la vez que sus manos se apoyan en mis mejillas -lo importante es que tú también lo disfrutes -besa mi nariz y me suelta con una sonrisa en los labios, me hizo sentir seguro, con ganas de probarlo. Me apoyo en su pecho y ella comienza a acariciarme el cabello, ya habíamos estado en esta posición antes, la disfrutamos, nos sentimos cómodos el uno con el otro de cualquier manera.
-Nicky, bebé -me llamó con voz tranquila ya habiendo pasado unos minutos desde que el pacífico silencio se instaló en la sala, le hago saber que la escucho con un tarareo utilizado mundialmente para preguntar ¿Qué? sin el fastidio de abrir la boca cuando se está así de cómodo -no te vallas a dormir, es temprano y quiero hacer algo con mi hombre antes de tener que ir a trabajar mañana -la ignoré totalmente, estoy cómodo y la noche anterior casi no dormí por estar jugando con Trebor y toda esta cosa de los fetiches mantuvo mi mente lo suficientemente activa como para simular diez tazas de café bien cargado -Nick, sé que no estás dormido.
-Déjame dormir un rato, anoche no dormí nada -sus manos siguieron moviéndose, pasando sus uñas suavemente desde mi nuca hasta el nacimiento del cabello.
-Bien, pero cuando despiertes quiero jugar cartas ¿Trato? -asentir fue lo último que hice mientras sentía sus dedos mover mi cabello hasta caer dormido.