Cuando Keelan salió, la encontró sentada en la cama, ya tenía puesta el pijama y estaba intentando secarse el cabello.
- Permíteme ayudarte. – Le dijo Keelan.
El de la manera más suave comenzó lentamente a secar su cabello con la toalla, mientras que al mismo tiempo intentaba cepillarlo, iba lento, disfrutando del aroma que desprendía su cabello, tenia un ligero aroma a jazmín, su cabello rojizo se veía como fuego liquido entre sus manos.
- Antes era muy torpe, creía que eras el monstruo que decían en Windsor y lo siento. – Dijo Gyda.
- Tal vez si soy un monstro, ya te dije soy un dragón. – Keelan mordió la oreja de Gyda y ella comenzó a reír.
- Pero no eres un monstruo, no eres ese ser cruel que quieren creer. – Gyda tenia la facilidad de pasar de la sonrisa a la seriedad en un insta
