Esa noche solo había dos cosas en la mente de Keelan, adoraba ver a Gyda sonreír, verla brillar y saber que él podía ser parte de eso, pero al mismo tiempo era un dilema por ser princesa de un reino con el que tenían guerra y la cual por cierto no estaba ahí por voluntad propia, era mas bien su prisionera en una jaula de oro, pero al final de cuentas su prisionera y la segunda cosa en mente era el castigo excepcional que debía darle a Olin y a su hija, no podía permitir que se le faltara al respeto de esa manera, saltando sus órdenes. Los estragos de la guerra estaban provocando, en Keelan, estrés y esto comenzaba a afectar su vida, se le dificultaba dormir, siempre tenia algo en mente, si no se trataba de reforzar muros, era sobre mejorar las estrategias, sus dones o al combate de los ca

