Habían pasado solo unos días después de la coronación, al pueblo aun le parecía increíble la idea de la reina sin magia. A pesar del aspecto imponente que habían presenciado el día de la coronación, lo cierto es que creian que no tenía don alguno y era una reina de caracter bastante simple, durante sus paseos se maravillava con cualquier cosa, hablaba con la gente y escuchaba sus preocupaciones, intentaba atender cada petición que llegara a sus manos. - Entonces, majestad ¿Aceptara los entrenamientos? - Le dijo Alexey a Gyda. - Ya te lo he dicho, no me parece lo más adecuado. - Gyda estaba sentada mirando las flores en el gran jardín del palacio, esperaba a Keelan. Ese día se acordarian los días y horas de entrenamiento a manera de que encajara con los horarios de Keelan, últimamente p

