Dejé a mi amiga Clara a cargo del hostal, en lo que yo me recuperaba del todo. El departamento de la calle de Horacio, que era de mi abuelo, lo heredó mi madre, pero no quiso hacer uso de él, hasta que pudiera garantizar el patrimonio de mi abuelo, ya que con una enfermedad tan costosa como el cáncer, éste fue como su seguro de gastos médicos. Al final, terminó rentándolo amueblado, y con ese dinero solventó una buena parte de los gastos, aunque no lo suficiente. No podía venderlo, porque estaba indexado a un fideicomiso que dejó mi abuela para garantizar la vivienda de mi abuelo de algún modo. El dinero es tan complejo, viene y va, después de haber tenido absolutamente todo y por la necedad de mi abuelo de ir al médico, casi perdió todo por atender su enfermedad. Una experiencia que no

