Capítulo 2

675 Words
La miré a los ojos. Me sentía culpable y apenado por haber sido tan indiferente todo este tiempo. Luz estaba acostumbrada a mi mal carácter y mi repentino cambio de actitud la tenía totalmente descolocada. -Ingeniero, usted debe tener cosas más importantes que hacer… -Anda Luz, llámame Andrés, y no pongas pretextos, vamos. Además hace frío y no deseo esperar aquí afuera. Tengo mal carácter pero, ante todo soy un caballero, no pensarás que te dejaré aquí sola hasta sabrá dios qué hora qué el cerrajero se digne a llegar. En silencio, llegamos a la pintoresca cafetería, ordenamos un par de bebidas calientes, ella uno de esos cafés con mil cosas y chispas de chocolate, y yo un té chai. Nos sentamos en una sala de dos sillones individuales, bastante incómoda por cierto. Luz, se encontraba nerviosa, bien vestida, cara bonita, cabello lacio y n***o, ojos verdes y hermosa sonrisa. No tenía idea de cuando había ingresado a la compañía, me di pena, teníamos diez empleados administrativos y sólo conocía a Almendra de Recursos Humanos, Javier de contabilidad y a Laura mi asistente. -¿Cuánto tiempo tienes trabajando con nosotros Luz? -Unas semanas ingeniero, me contrataron para cubrir la incapacidad de Laura. -Oh, es verdad, pero por favor, llámame Andrés. Por cierto ¿ya nació el bebé de Laura?- Con trabajo recordaba algunas cosas, no sé si por distraído o tengo problemas de memoria. Comencé a preocuparme por mi absoluto desinterés por el personal de la empresa-. Por favor mañana llama a Laura y si ya nació, envía un regalo de mi parte ¿si se hace eso en estos casos verdad? -Sería un lindo detalle ingeniero-la miré a los ojos y levanté las cejas-Andrés-corrigió. Poco a poco Luz fue tomando confianza, comenzamos a charlar de cosas menos banales. Es una chica interesante, vivió en Canadá, en Inglaterra, en Francia. ¿Cómo es que una chica culta e inteligente fuera asistente corporativa de una pequeña empresa como la mía? pensé. -¿Por qué no tienes un trabajo más importante Luz? Tú no tienes perfil para el puesto que tienes. -Andrés, no voy a agobiarte con mis problemas-agachó la mirada y supe que algo sucedía. -No tengo prisa-respondí invitándole a hablar. -Quizá en otra ocasión. -¿Qué harás el sábado? Confundida me miró a los ojos. -¿Me estás invitando a salir? -¿Qué te parece si te invito a cenar y me cuentas? Comprendí que la invitación la tomó por sorpresa, hasta yo estaba impresionado, pero Luz tenía algo, ese famoso “algo” que otras mujeres no tienen, al menos para mí. -Entiendo, te cayó por sorpresa, no lo tomes a mal. Soy un hombre serio. -Pero soy tu empleada.     -Eso lo resuelvo mañana, que te despidan. Hablaré con recursos humanos, así podremos ser amigos y saldrás conmigo el sábado. Me miró confundida y le sonreí. -Claro que no Luz, seamos amigos fuera de la oficina ¿a qué hora paso por ti? -Andrés, yo… -¿Eres casada? -No. -Tienes novio, claro, no se me ocurrió. -No, tampoco, es que… -Claro, soy poco interesante para ti, está bien, cenaré solo. No sé si le causó gracia el drama de hombre solitario o mi patético comentario: -Está bien, a las ocho ¿te parece bien? -Bien, vayamos al automóvil a ver si ha llegado el cerrajero, si no tendré que usar mis influencias.   En efecto, tal y como lo sospechaba, el cerrajero no llegó nunca. Luz marcó de nuevo y éste le dijo que no llegaría. El tráfico, la quincena y ocho mil pretextos más. Así es la gran ciudad. -Tomaré un taxi. -Te llevo- me adelanté-, así veré donde vives y paso por ti el sábado. No tuvo más remedio que aceptar, le pedí al velador que resolviera el asunto del automóvil de Luz y nos marchamos. -Gracias, jamás creí que fueras tan caballeroso. -Que bien que ya me hablas de tú. -Si vamos a ser amigos, tendré que acostumbrarme a llamarte Andrés. -Bien, ya es algo Luz.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD