El Amor Primero, regresa

3185 Words
Un amanecer desbordante de luz, tanto para ellas como para sus enamorados, quienes sin entenderlo, saben que forman parte de algo más, de lo que por lo general, vienen haciendo, como si en sus sueños y sus subconscientes, se hubiese internado algún ideal, que, les ha hecho cambiar la perspectiva, pero, con un sentimiento más fuerte por esas mujeres, que el destino les ha puesto en su camino. Cada una, hace su rutina de cada mañana como siempre, pero, con más amor y más entrega. Regina, demuestra más amor por Tarada, su pequeña tortuguita japonesa, Caridad, llena de amor sus plantas y les canta canciones en Irish Gaélico, agradeciendo a su Dios y a los Dioses de la Dimensión Perdida, el hecho de respirar vida, en éste mundo, Denisse, entregada al cien a sus aventuras y viajes y a ese amor, dulce amor que le llena el alma, Agatha, feliz con lo que le ha deparado el destino y sus visiones, se han hecho cada vez más claras y Constanza, cada vez más enamorada de su profesión, del hecho de ser un hada mágica y de Fabián, su amor primero. El primer amor, suele marcarnos la vida para siempre, desde aquel primer beso, lleno de inocencia y dulzura, repleto de la magia que conlleva al amar con toda la intensidad y con el alma, el corazón y el cuerpo, respectivamente. El primer amor, es inolvidable, cuántas veces podemos llegar a amar a otras personas en la vida, pero, el amor de esa primera vez, o, de ese primer beso o primera caricia, siempre va a ser distinto. Siempre va a estar situado en un lugar hermoso del alma y del corazón, si no lo tenemos, por situaciones de la vida, porque se hayan ido de nuestro lado, sea al cielo o a buscar otros rumbos, siempre, van a seguir dentro de nosotros, sin importar el tiempo que pase. A veces, solemos preguntarnos, qué habría sido de nosotros, si viviéramos junto a nuestro primer amor, cada amanecer, cada desayuno, cada comida, cada viaje, cada canción dedicada, cada poema escrito, cada carta dada o no dada, cada ocaso, cada instante, ¿Cómo sería?, si el tiempo, nos hubiera dado tiempo para disfrutarlo o para perseguirlo tal y como se persiguen los sueños, para construirse en pareja, para hacer un hogar, para dibujar sonrisas en los labios del otro, o, de sus descendencias, en caso de haberlas. ¿Cómo sería?, escribir una historia de amor en las nubes, o, en la servilleta de algún bar, escuchar canciones rosas, bailar bajo la luz de la luna después de una cena a la luz de las velas, con un músico de jazz, creando melodías para seguirse enamorando cada vez, otra vez. Tantas historias, hablan del amor, del amor verdadero, de ese que aparece como por arte de magia y que se queda, incrustado en nuestra piel, destilando mieles, tras cada anochecer. Lo vivimos, con toda la adrenalina, a veces es necesario esconderse de miradas envidiosas, a veces debe mantenerse oculto porque nadie lo aprueba, a veces hay que hacer hasta lo imposible por mantenerlo vivo tras la separación, a través de la distancia, e incluso, en éstos tiempos, a través de las r************* . Tantos amores, tantas caricias, tantas ilusiones, tantas frustraciones, tanta lejanía e indecisiones, todo esto, es parte de estar enamorados. Muchos, dicen que todos tenemos un hilo rojo que nos une a esa otra alma o a ese otro ser, que está destinado para nosotros. En el caso de las hadas, el hilo no es rojo, sino traslúcido, pues el color, se lo dan cada una de ellas. Estar enamorados es encontrar la luz al final del túnel, es compartir un helado, tomados de la mano, caminando por el boulevard, o una torta de chocolate, sentados en alguna panadería, es dedicarse canciones a la luz de las velas, es alcanzar las estrellas con un beso, estar enamorados es inspirarse en el reflejo de la luna sobre las aguas del mar, es escuchar el susurro de un te amo en el regazo del otro, es imaginarse un futuro al lado de esa persona, es suspirar, creer, crear, saberse envuelto en sentimientos infinitos e inmensos que conllevan al amor, estar enamorados en encender la hoguera de la pasión en el otro, es hacer grafittis en las paredes para que el mundo se entere de lo que hay entre dos, es entregarlo todo, a veces sin esperar nada a cambio, es saberlo feliz aunque no sea entre tus brazos, a veces también es esperarlo a que vuelva a verte con la misma mirada con la que te besó en la mejilla o en los labios. Estar enamorados, es vivir una locura que no tiene cura, es buscar el momento para estar a solas y demostrarlo, sin ojos espías. Estar enamorados, lo es todo aunque a veces termine siendo nada. Estar enamorados, es perdonarlo todo, porque como dice un Libro Sagrado; El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Más cuando, no lo tenemos, cuánta falta nos hace, cuánto lo echamos de menos. Es ahí, cuando nos damos cuenta, que vivimos con la ilusión y quizás la convicción de encontrarnos, en la otra vida, ¡si es que existe!, dirán algunos, sin embargo, se cree que es así. Cuando el primer amor, se va al largo viaje sin retorno, duele, nadie sabe, cómo duele, es una herida que se mantiene abierta, que no cierra nunca, que no se cura. Es un vacío, que nadie, absolutamente nadie, puede llenar, por más detalles que entreguen, por más amor que den, por más luces de luna reflejadas en la orilla, por más poemas que dediquen, nunca se llena. Se aprende a vivir con ese dolor, se guarda en el cofre de los tesoros, en el lugar más bonito de él, con todos los recuerdos y todas las canciones; se trae al presente, convertidos en sonrisas o en lágrimas e incluso pueden ser convertidos en palabras, cada vez que ardan las manos, así como ellos, arden en el alma. Constanza, emocionada al recibir una carta de amor, como en la adolescencia, lee: “Mi querida Princesita, estoy feliz de haberme reencontrado contigo, una vez más, no imaginas cuántas veces soñé éste momento, cuántas veces me imaginé, rozando tu piel, acariciando tu alma, inspirándome en ti y en todo lo que proyectas, aún de lejos, siempre he estado muy cerca de ti. Sé que no soy muy bueno en estas cosas pero te escribí un poema, espero que te guste, tanto o más, de lo que tú me gustas a mi: A mi novia, mi polvorosa de coco. Eres el dulzor de mis tardes londinenses vainilla rociada sobre mi piel Besos... dulces besos emanando del volcán de tus labios caricias esponjosas se deslizan por mis mejillas y tus suaves dedos enmudecen mi voz Soy las especias vibrantes de emociones adornando tu anatomía entre cascadas de fruta rallada saborizando nuestras miradas en el espacio inerte de tu esencia Somos el aroma que se complementa con la canela entre versos y poemas delatando en tus suspiros volcanes de sensaciones susurros de coco extrayendo de mí dulce pulpa embriagante de lujuria en tu paladar Me haces almíbar con cada mordida me fundo en tu silueta, ardiendo en una hoguera de mieles me espumas el alma agitando tus caderas en ebullición sobre mi abdomen te condensas en el latir y el sonar de un arrullo tropical enceguecido de amor y sonrisas en complicidad”. Me encantaría verte ésta tarde, tengo una sorpresa para ti. Tuyo siempre, Fabián. Constanza, lee la carta recibida una y otra vez, como si fuera una adolescente enamorada, como si apenas el amor, estuviera tocando a su puerta. La lee una vez más, huele la hoja, inhalando el aroma de la colonia que usa su amado Fabián, piensa que estar enamorada del mismo muchacho de su primer beso, es el mejor estado, en que pueda sentirse una mujer. - Es como volver al pasado, a tantos años atrás, en los que fui inmensamente feliz, ¡Ay, Fabián!, si supieras lo plena que me siento con tu regreso, después de haber perdido las esperanzas, de volverme a enamorar, en éste caso, de sacar éste amor infinito, inocente y dulce, del cofre de los tesoros, donde te he guardado por años, toda una década y un poco más. Me siento tan, tan, tan feliz, que si esto es un sueño, no quiero despertar jamás. Se dispone a enviarle un mensaje de texto, cuando suena su teléfono: - Bip, bip, tururú. “Buenos días mi amada princesita, espero hayas amanecido muy bien, te cuento que yo desperté amándote más que ayer y mucho más que hace diez años. ¿Recibiste mi carta?, pasaré por ti en dos horas, hoy vamos a un lugar muy especial. No acepto excusa alguna, solo acepto que me digas que sí” -”Buenos días mi príncipe, amanecí feliz y después de leer tu carta, lo estoy en cantidades industriales. Te esperaré entonces, mi respuesta es sí” Constanza, va a la cocina, se prepara un café, va al baño, se asea y va preparando la tina para consentirse un poco antes que llegara Fabián a por ella, prende el reproductor de música, buscando una canción titulada “Me enamoré”, que la marcó para siempre, al igual que ese amor de niños que terminó siendo su amor de adolescentes y ahora de adultos, al encontrarla, la colocó a todo volumen, sin importar si sus vecinos se quejaban o no. “Yo creía que mi vida era triste y vacía, que la estrella del amor, nunca a mi me alumbraría sin pensar que cerca estabas tu, decidida a entregarme el corazón. Desde que te conocí algo extraño pasó en mí, tal vez sea tu mirada o tu forma de reír; mas no importa (no importa) que sea cualquier cosa, lo importante es que al fin yo siento que... Constanza, disfrutaba de esa melodía como la primera vez, de aquel beso junto a la ventana de la casa materna, donde Fabián y ella jugaban, era revivir ese instante, tan sólo con cerrar los ojos: Ambos, frente a frente, él, acariciando su mejilla, ella, dejándose acariciar, y con la otra mano, enlazada en la de ella, mientras el pequeño Fabián la miraba a los ojos, acercando sus labios poco a poco para darle el beso más inocente, más hermoso y más dulce que pudo haber sentido en toda su vida, un beso sincero, que los llevaba a flotar en una burbuja, la cual se reventó, al escuchar el llamado de su madre, para buscar galletas y merendar. Me enamoré, me enamoré de ti y aunque es secreto y tengo que ocultarlo soy feliz Me enamoré, me enamoré de ti este es mi primer amor y yo le pido a Dios que lo bendiga Y no importa lo que digan, yo se que de ti me enamoré. Me enamoré, (me enamoré) me enamoré de ti aunque tenga que ocultarlo ya no puedo negarlo y si enloquece pensarlo a ti me entregaré me enamoré, me enamoré de ti. Me enamoré, (me enamoré) me enamoré de ti yo yoo creía que mi vida sería vacía, pero llegaste tú alumbrando mi vida Me enamoré, me enamoré de ti y aunque es secreto y tengo que ocultarlo soy feliz”. Luego de disfrutar por completo la canción que como himno, los ha unido durante toda la vida, de darse un baño tibio y relajante, desayunar unas tostadas con mermelada como se las preparaba su madre, de niña, abrió su vestidor, de donde sacó nuevamente la cajita con sus cartas, pensando si se las daba o no a Fabián, ese mismo día, acordando con ella misma y su ego, que lo haría, pues, ya era hora de entregarlas, de modo que, dejó el cofre encima de la cómoda, y, terminó de buscar la ropa para vestirse; se puso unos jeans color turquesa desvencijados, una playera blanca, zapatillas de deporte y una sudadera celeste que hacían juego con las zapatillas que eligió para su paseo, siendo un día no laborable, solía vestirse siempre, lo más cómoda posible. Se batió su cabello, se maquilló con tonos muy suaves y esperó la llegada de su amado, mientras seguía escuchando música, ésta vez, a Adele, su cantante favorita, ya de adulta, claro está, con la canción “Don't you remember”. “When will I see you again? You left with no goodbye, not a single word was said No final kiss to seal any sins I had no idea of the state we were in I know I have a fickle heart and a bitterness And a wandering eye, and a heaviness in my head But don't you remember? Don't you remember? The reason you loved me before Baby, please remember me once more When was the last time you thought of me? Or have you completely erased me from your memory? I often think about where I went wrong The more I do, the less I know.... Mientras Constanza, está cantando la canción, casi que a todo pulmón, suena el timbre: Ding, Dong Ding, Dong - ¿Quién es? - Fabián - Enseguida voy. Al abrir la puerta, se da cuenta que su amado Fabián, tiene un ram de gerberas en sus manos, lo recibe con gran efusividad y por primera vez, después de mucho tiempo, le da un apasionado beso en los labios, el cual, es correspondido, con la misma emoción de la primera vez. - Están hermosas, gracias. - No más hermosas que tú. - Las voy a poner en agua, ¿vas a pasar? - Sólo un instante, debemos irnos, la sorpresa, no espera. - De acuerdo, entra y en un par de minutos nos iremos. Fabián entró, se quedó junto a la puerta mientras Constanza, ponía las flores en agua y apagaba el equipo de sonido, ya habiendo verificado que todo estaba bien, tomó su bolso, sus llaves y salieron. Un taxi, los esperaba en la entrada de la casa, se montaron y se fueron felices a disfrutar de su día juntos. El Black Cabs, les dio un tour por los lugares más hermosos de todo Londres, entre besos y palabras de amor, llegaron al lugar donde les esperaba la gran sorpresa, era el Castillo de Windsor, bajaron del taxi y comenzaron su paseo, por el. “El Castillo de Windsor, es un interesante complejo arquitectónico que forma parte de los monumentos medievales en la ciudad de Windsor, en el condado de Berkshire; este castillo goza de una gran importancia histórica debido, a que guarda gran relación con los sucesos históricos de la realeza, además de tener la Capilla de San Jorge, como una de sus más reconocidas construcciones. Originalmente, fue diseñado para proteger a los normandos en las afueras de Londres, en ese entonces, para supervisar una parte de importancia estratégica del río Támesis. El castillo, fue construido como un motte y bailey, con tres salas las cuales rodean un montículo central. Poco a poco, fue sustituido por fortificaciones de piedra, su infraestructura resistió un asedio prolongado durante la Guerra de los Primeros Barones, en el inicio del siglo XII. Luego, en un período largo, Eduardo Tercero, lo convirtió en “El proyecto del edificio secular más caro de toda la Edad Media en Inglaterra”. Tras resistir la Guerra Civil, el Castillo fue reconstruido por Carlos Segundo, quien, tuvo la ayuda del arquitecto Hugh Mayo. Después de un período de abandono durante el siglo XVIII, Jorge Tercero y Jorge Cuarto, lo renovaron, lleno de estilo rococó, gótico y muebles barrocos. Por su parte Victoria, hizo cambios menores en el castillo, que se convirtió en el centro de entretenimiento real durante gran parte de su reinado. Tiempo más tarde, El Castillo de Windsor, fue utilizado como refugio de la familia real durante las campañas de bombardeo de la Luftwaffe de la Segunda Guerra Mundial, éste, sobrevivió a un incendio en el año 1992. Actualmente, es una popular atracción turística, un lugar para la celebración de las visitas de Estado y el hogar de fin de semana preferido de Elizabeth Segunda. Y ahora, el lugar favorito de estos amantes. Pasaron toda la tarde, conociendo su historia y disfrutando de la compañía de cada uno, se rieron, lloraron de felicidad, se contaron anécdotas del tiempo que estuvieron separados, se contaron sueños y planes alcanzados, entre otras cosas. En uno de esos momentos, que disfrutaban, el uno del otro, Constanza, sacó de su bolso, la cajita con todas las cartas, escritas para él y que nunca le pudo entregar, leyeron algunas, mientras se prometían amor eterno, a partir de ese instante, como lo hicieron alguna vez, años atrás. Siguieron caminando tomados de la mano, hasta que llegaron a un lugar lleno de magia y destellos de luz brillantes, donde había una mesa situada en el medio, unas bandejas de comida, un centro de mesa adornado con calas y gerberas y una botella de vino tinto en una hielera junto con dos copas de cristal de bohemia. - Bienvenida, princesa, ¿Gustas sentarte? - ¡Oh, qué hermoso detalle!, claro que quiero sentarme. Ambos se sientan a la mesa, Fabián, toma la botella de vino, la descorcha y sirve para los dos. - Brindemos por nuestro reencuentro, amor de mis amores, ésta vez para no separarnos nunca jamás. Alzan su copa, mientras brindan por ellos y por ese amor tan grande, que ha sobrepasado los límites de las fronteras y de lo inaudito. - Brindo por nosotros, Fabián, por nuestro amor y nuestro sentir y por la magia que nos ha unido desde siempre. En ese instante y antes de la comida, Fabián, saca una cajita muy pequeña del bolsillo de su pantalón, la toma entre sus manos, la abre frente a los ojos de su amada, abriéndola, y mostrándole un hermoso anillo de oro blanco, con una piedrita color esmeralda y muy brillante. Constanza, no puede creer lo que está viendo y con la emoción en los ojos, lo mira, mientras él, le dice: - Sé que ha pasado mucho tiempo, pero bien sabes que mi amor por ti nunca ha cesado y hoy, te amo, con la misma inocencia que nos unió pero más de lo que llegué a amarte en aquel entonces, Constanza, mi princesita, ¿quieres casarte conmigo? Constanza, con lágrimas en los ojos y la emoción a flor de piel, le contesta: - En nombre de éste amor inmenso que ha vivido en mi, desde aquel entonces, y, que sigue latente, acepto, acepto casarme contigo y vivir nuestro amor desde hoy y para siempre, unidos en el más profundo sentimiento. Fabián, le colocó el anillo en el dedo anular, le besó la mano y luego se abrazaron, fundiéndose en un beso desbordante de amor.
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