rosa de verano

Capitulo IV- Alessandro

Me detuve brevemente para recoger una pista valiosa en una callejuela estrecha. Mientras revisaba la nota, Luca se acercó, sus ojos llenos de curiosidad.

"¿Qué dice, Alessandro?", preguntó, estirando su cuello para intentar leer por encima de mi hombro.

Sonreí y le acaricié suavemente la cabeza. "Es un mensaje cifrado, Luca. Está escrito en clave. Necesitaremos descifrarlo para descubrir el siguiente paso".

Luca asintió, pareciendo emocionado por el desafío. "¡Eso suena emocionante! ¿Podemos hacerlo juntos?"

"Por supuesto", respondí, mirándolo fijamente. "Eres un niño muy inteligente, Luca. No me sorprendería si lograras resolverlo más rápido que yo".

Luca sonrió ampliamente, mostrando su determinación. "Lo intentaré, Alessandro. ¡Vamos a descubrirlo juntos!"

Continuamos caminando por las calles empedradas, Luca aferrado a mi mano mientras nos adentrábamos en los peligrosos confines de la ciudad. Cada vez que encontrábamos una nueva pista, trabajábamos en equipo para descifrarla y descubrir la verdad oculta detrás de ella.

En un momento dado, nos encontramos en un callejón oscuro, rodeados de silencio. Mi mirada se cruzó con la de Luca mientras compartíamos un breve instante de complicidad.

"Alessandro, ¿crees que realmente podamos hacer una diferencia aquí?", preguntó Luca, su voz llena de esperanza pero también de duda.

Tomé una respiración profunda antes de responder, tratando de elegir mis palabras con cuidado. "Luca, esta lucha no será fácil. Las recompensas serán pocas y los peligros serán muchos. Pero, siempre que nos mantengamos unidos y sigamos luchando por la verdad y la justicia, estoy convencido de que sí, podemos hacer una diferencia".

Luca parecía meditar mis palabras por un momento antes de asentir con determinación. "Entonces, vamos a seguir adelante, Alessandro. No importa lo duro que sea, no nos rendiremos".

Sonreí, sintiéndome abrumado por la valentía y la sabiduría que Luca mostraba para alguien tan joven. "Así es, Luca. Juntos, no hay nada que no podamos enfrentar. Sigamos adelante y hagamos de esta ciudad un lugar mejor".

Y así, continuamos nuestra travesía, entrelazando nuestras manos con valentía y determinación. Sabíamos que el camino sería difícil, pero nuestra fe en la justicia y la esperanza nos impulsaba a seguir adelante. Juntos, éramos más fuertes y estábamos decididos a hacer una diferencia en Palermo, sin importar cuánto tiempo tomara.