Danika: No habían alcanzado a poner dos metros de distancia entre ellos y la fortaleza, cuando su celular comenzó a vibrar en el bolsillo reforzado de su pantalón. Al instante ella lo tomó, y a regañadientes había decidido atender. Se trataba de Eros, por lo que aceptó la llamada sintiéndose en un compromiso de culpa por lo que acababa de hacer con Mathew; la hermosa agente solo esperaba oír palabras de arrepentimiento, coqueteo o incluso un intento de persuasión por parte del Dios mortal para acompañarla en aquella misión. Sin embargo, las palabras de él la dejaron helada, o más bien la ausencia final de estas. Por el sonido de golpes y pasos, sumados a la de algo pesado siendo arrastrado sobre las piedras del camino, ella supo que había corrido la misma suerte que Alexander. —¡¿Ero

